Una vez en una borrachera [YM]

14. Sustos a domicilio/Sensación aliviadora

El golpeteo de las olas a la orilla del mar era lo único que se escuchaba en esa fresca noche. La luna se encontraba poco más allá de su centro en el cielo y su luz era plateada. Las bombillas estaban apagadas en toda la cabaña y sus residentes temporales yacían acostados entre suspiros y sueños. Todo estaba tranquilo, en calma, hasta que un ruido estruendoso se escuchó en el pasillo de la segunda planta.

—Tae. Tae.

El aludido fue el primero en despertarse, pero el más pequeño había tomado su mano, asustado.

—Creo que fue nuestra puerta.

Los otros dos asintieron, estando de acuerdo.

—Corre, Tae. Ve a ver.

—¿Y yo por qué?

—Eres el más valiente.

—Ah que no. Ese es Jimin.

—Por Dios, ni que fuera un fantasma.

Jimin se levantó, tomó el resorte de su pantalón pijama y lo ajustó bien a su cadera, respiró profundo y caminó hasta la puerta. Al tomar la perilla, TaeHyung chilló.

—¡Mejor no salgas! ¿Y si es un asesino serial? ¿O es un pederasta de una red de tráfico de personas y nos llevará a vender nuestro sensual cuerpo a cambio de un lugar dónde dormir?

—¿Entonces nos quedamos aquí y que a los demás los mate...?

Un segundo golpe se escuchó, esta vez más fuerte, parecido a una botella explotando, o quizás era un globo.

—¡Ay! 

TaeHyung cubrió su rostro entre la sábana.

—¡JungKook, vamos, ahora!

El aludido hizo caso, soltó a TaeHyung para ir hasta Jimin, y luego desaparecieron de la habitación.

El que fue dejado atrás descubrió su rostro, encontrando el lugar más solo y oscuro de lo que recordaba. Creía que sería mejor quedarse allí, un lugar completamente seguro que le permitiría tener todos su miembros pegados a su cuerpo, hasta que se escuchó un grito.

—¡¿Kook?! —reconoció la voz de JungKook y, asustado, dio un brinco para salir de la cama. Corrió hasta la puerta y la abrió con cuidado, esperando no hacer ni un sólo ruido ni al respirar.

—¿Tae? —inquirió una nueva voz, proveniente de una sombra desde el final del pasillo que apuntaba con la linterna de su celular.

—¿Jota?

—¡Sí! —Ambos se acercaron y Hoseok tomó los hombros de TaeHyung, desesperado—. ¿Qué es lo que está pasando? Nos despertó un ruido y luego Yoongi fue a ver qué pasaba cuando algo explotó, pero alguien gritó y no sé qué putas está pasando. Estoy a nada de entrar en crisis. 

—Ya sé. Jimin y Kook hicieron lo mismo. El que gritó fue mi Kook.

Hoseok comenzó a brincar, agitado y nervioso.

—¿Qué vamos a hacer? ¿Qué haremos? La luz no sirve, intenté encenderla, ¡no enciende! ¡Hay que ir por un adulto!

—Hoseok, tienes veinte. Tú eres el adulto.

—Un adulto más grande. Más maduro. Más fuerte.

—Toquemos donde MinHo y los otros.

Hoseok asintió, apuntó hacia la segunda habitación y TaeHyung tocó al llegar.

—Rayos, chicos —salió BoGum—. ¿También escucharon eso?

Los más pequeños asintieron al mismo tiempo, en movimientos de cabeza repetidos mientras pegaban sus cuerpos desde los hombros debido al miedo.