4. El escondite del chico

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La tan esperada fiesta de Jota-H llegó. Su mejor amigo tuvo la grandiosa idea de llevar a su primo y él estuvo de acuerdo, pronto JungKook sería un universitario, de todas formas.

Wow, las fiestas de universidad definitivamente son otra onda —exclamó su primo al entrar por la gran puerta de la lujosa casa de Hoseok.

Jimin sonrió al verlo tan maravillado por algo tan simple.

—Vayamos a saludar —sugirió TaeHyung al encaminarse hacia el anfitrión, quien tomaba de un vaso desechable rojo junto a un grupo de chicas con escote.

—¡Hey, amigos! —saludó feliz Hoseok al verlos—. ¡Bienvenidos al Jota-Fest!

—Pensé que el Jota-Fest era sólo en tu cumpleaños —acotó Jimin divertido.

Hoseok hipó mientras negaba con la cabeza y su índice.

—Cada fiesta en la casa de Jota-H es un Jota-Fest.

Todos rieron. Jimin suponía que no llevaba tanto tiempo desde que empezó la fiesta, sin embargo, Hoseok ya estaba tan borracho que arrastraba las palabras.

—Vamos por unos tragos —sugirió Jimin, ansioso por terminar igual, ya que no encontraba al chico con cabellos largos color azabache.

—Vayan, vayan, pupilos. Necesitan quedar como su sensei —intentó hacer la misma pose que había hecho cuando uso las mismas palabras con Yoon, pero terminó tropezando hacia el suelo. Afortunadamente, las chicas que le hacían compañía lo alcanzaron y lo llevaron hacia ellas, disfrutando entre risas embriagantes.

La música tenía un beat bueno, pero no el que le gustaba para bailar. De todas formas, aún no ingería alcohol, cuando su cuerpo se lo pidiera iría a exigirle al Dj de la noche un cambio de estilo de música.

—¿Entonces Jin vendrá por nosotros? —quiso saber JungKook mientras observaba el fondo de su vaso rojo con una cara de incredulidad.

—Claro, nos llevará a la casa de Chim.

Chim.

Eran pocas las veces que oía ese apodo. TaeHyung había dejado de usarlo luego de que SeokJin decidiera no hablarle.

—Bueno, mientras bailemos —cambió de tema—. Pero iré a pedir que cambien de mu...

Cuando por fin encontró el lugar de donde provenía la música, encontró al susodicho.

Yoon estaba detrás de las bocinas, con sus audífonos sobre su cabeza en donde uno de sus oídos escuchaba lo que estos reproducían y el otro estaba pendiente del exterior; llevaba puesta una chaqueta de calaveras sobre una playera negra. Sonrió, tomó de su vaso todo el líquido que le daría la valentía necesaria para ser su versión más descarada, arregló sus ropas y comenzó su camino hasta él.

—¿A dónde vas? —quiso saber TaeHyung, intuyendo sus intensiones.

—A bailar —respondió tranquilo para luego seguir sus pasos.

Las luces de la sala de estar de aquella casa eran una combinación entre rojas y azules, perfectas para su plan.

—¿Podría pedirte otro estilo? —inquirió al llegar, colocando ambas manos sobre las bocinas, llamando su atención.

Lo ojos del chico se alargaron al verlo, ya que entrecerró sus párpados.

—¿Qué tipo de estilo?

—Ese estilo es bueno, pero ocupo uno para bailar —habló lento, despreocupado, coqueto, pero lo suficientemente alto para que se escuchara pese a la música—... sensual.

Una vez en una borrachera [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora