17. El ángel en el centro de la pista

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Cuando su consciencia despertó, apretó con fuerza sus párpados, inhaló para llenarse de ese aroma tan familiar: suavizante de telas y esencia masculina. Estiró su mano por sobre la cama, a su lado, pero no encontró nada, sólo vacío y esa sensación fría y refrescante. Abrió los ojos con rapidez para detallar que se hallaba solo en una habitación que no era la suya. Los recuerdos de la noche pasada llegaron a su mente como una torrente de imágenes que llevaban consigo sensaciones. Sensaciones que provocaban un cosquilleo en su membrana cutánea desde el punto donde había sido tocado, besado, y que se extendía por toda ésta hasta la última fibra.

Ah, se estaba volviendo un tonto. Un tonto sin remedio. Un tonto que sonreía tan sólo por un recuerdo.

—¿Estás despierto?

La sonrisa en su rostro sólo se ensanchó cuando divisó al dueño de aquellas marcas invisibles en su piel. Aunque eran intangibles, imaginarias, eran sensitivas.

—Te he hecho de desayunar. Y te lo traje hasta aquí para que no se te haga tarde. ¿Tu examen es a las 10, no?

Asintió con efusividad, siguiendo con su mirada el plato y el vaso en las manos ajenas quienes extendían todo eso hacia él. Lo tomó.

—Wah. ¿Tú lo hiciste?

—¿No te gusta? —se oyó desanimado—. No estoy seguro de lo que prefieres. Te he visto comiendo sólo pechuga de pollo, pero no hace daño comer algo dulce de vez en cuando.

—¡Claro que me gusta! Si viene de ti, me gusta.

Observó la vergüenza en el rostro de Yoongi. Se apartó un poco, teniendo cuidado de no dejar caer los Hot Cakes que le habían cocinado ni derramado el jugo de naranja en su mano izquierda, y le señaló el espacio libre, a su lado.

—Siéntate conmigo, ¿sí? —pidió con voz melosa. Yoongi eso hizo—. ¿Ya desayunaste tú?

—Comí uno mientras los hacía.

—Bien, los probaré.

Se vio un poco complicado para poder hacer su cometida, ya que ambas manos las tenía ocupadas. Yoongi se percató de su difícil situación, así que sostuvo su vaso, ayudándolo.

—¡Wow! —saboreó el primer bocado—. ¡Es el mejor Hot Cake que he probado!

Le parecía demasiado tierno cómo Yoongi agachaba la mirada y evitaba el contacto visual cuando estaba avergonzado, sus mejillas adoptaban un adorable sonrojo. Jimin quiso, por ese momento, hacer que siempre se sintiera así: conmovido, halagado, amado.

Al segundo bocado, sintió un poco espeso su tragar. Sin siquiera pedirlo, Yoongi le extendió el vaso mientras retiraba el plato de sus manos. Lo tomó y bebió, aliviando el pesar de su garganta.

—¡No puede ser, y el jugo también está buenísimo!

Esta vez, Yoongi soltó una carcajada.

—Basta, por favor. Tienes examen. Recuérdalo.

—Ah, sí.

Se apresuró en masticar, aunque no quería. Deseaba disfrutar el momento, ese primer desayuno que le preparaba alguien que no fuese su madre.

Aunque no veía a su madre a menudo, recuerda que en su niñez, cuando se enfermaba, esta siempre le prestaba sopa caliente. Extraña su infancia, de vez en cuando.

—¿Quieres ducharte? —propuso cuando Jimin terminó su desayuno, tomando lo último del jugo de naranja.

—Por favor.

—El baño está al final del pasillo. Puedes tomar lo que quieras del armario.

Se emocionó. Un poco. (Mucho). ¡Usaría su ropa!

Una vez en una borrachera [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora