Capítulo 22

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Narrador

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El rugido de la multitud resonaba a lo largo de la pista, los vítores y gritos crecían conforme se acercaban las semifinales de Fórmula 1. La tensión se respiraba en el ambiente; todos aguardaban con expectación, deseando que su corredor favorito cruzara la meta.

Elsa estaba sentada junto a la familia Overland, inmersa en una conversación animada con Charlotte y Emma. Charlotte, como siempre, mantenía a sus amigos actualizados en el chat grupal con cada pequeño acontecimiento en la pista, aunque Elsa apenas prestaba atención a su móvil. Su mente estaba en otra parte.

Por un momento, Elsa se sintió tranquila, hasta que el anuncio de la llegada de los corredores resonó en los altavoces. Su corazón comenzó a latir más rápido. Uno a uno, los competidores hicieron su aparición, pero Jack, su prometido, no se veía por ninguna parte. Su ausencia la inquietó más de lo que estaba dispuesta a admitir.

Estar cerca de Jack solía enfurecerla, pero últimamente ese fuego ardía por razones distintas. Había algo en esos ojos, capaces de encontrarla entre cualquier multitud, que la desconcertaba. Esa mirada no era de simple admiración o asombro, sino como si Jack pudiera ver más allá de sus máscaras, buscando algo que ni ella misma sabía que existía.

Y entonces, apareció. No estaba claro si fue por el rugido de la multitud o por su sola presencia, pero el ambiente cambió en cuanto Jack Overland entró en escena.

Fue el último en llegar, con el casco en una mano y su chándal negro y azul ajustado a la perfección. Elsa sintió un calor subirle por el cuello, sonrojándose al verlo. Llevaba su icónica chaqueta de carreras y unas gafas de sol en la otra mano, caminando con paso firme hacia su equipo. A pesar de la distancia, parecía haber una conexión invisible entre ellos.

Jack levantó la vista hacia la zona VIP, y sus ojos se encontraron con los de Elsa. Esta vez, en su mirada había una dulzura inesperada, como si intentara decirle algo sin pronunciar una sola palabra.

Un millón de pensamientos cruzaron por la mente de Elsa, pero ninguno salió de sus labios. Simplemente le sonrió y levantó su mano izquierda en un pequeño saludo. El anillo en su dedo brillaba bajo el sol, capturando la atención de Jack, quien sonrió al ver ese símbolo de su compromiso falso.

Sin embargo, la sonrisa de Elsa se desvaneció al imaginar, por un breve instante, cómo hubiera sido todo si las circunstancias hubieran sido diferentes. ¿Podría haberse enamorado de Jack? La relación falsa que habían mantenido el último mes a veces se sentía más real de lo que estaba dispuesta a admitir.

Mientras tanto, Jack se acercó a los carriles, ya sin la chaqueta. Se la había entregado a su entrenador con una petición especial: que Elsa la usara durante la carrera. Esa prenda, símbolo de sus victorias y obstáculos, era sagrada para él. Pedirle a Elsa que la llevara no era una decisión que tomara a la ligera.

Los corredores ya estaban en sus vehículos, listos para la señal de inicio. El ambiente estaba cargado de expectación, pero Jack no pudo evitar desviar la mirada hacia su rival, Hans, quien estaba alineado a su lado. Vestido con su chándal verde bosque, Hans no miraba hacia la pista; su atención estaba completamente enfocada en la zona VIP, en un solo punto: Elsa.

La mirada de Hans era intensa, casi desafiante, y eso encendió algo en Jack. Una furia fría y controlada se apoderó de él. No era común que dejara que otros afectaran su concentración antes de una carrera, pero esta vez era diferente. Elsa no era solo una espectadora, y la forma en que Hans la miraba le resultaba intolerable.

Con un movimiento casi imperceptible, Jack se inclinó hacia Hans y, en un susurro helado, le dijo:

—Mantente en tu carril —dijo, sus ojos fijos en él.

Diferentes Sinfonías (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora