Capítulo 20

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Narrador

. . .

Era domingo por la mañana, y Elsa se despertó temprano, aún con el cuerpo pesado por el sueño. Una punzada de ansiedad la invadió al pensar en la clase de manejo que Jack le había prometido. Aunque no sabía la hora exacta en la que él pasaría por ella, una sensación de urgencia la empujó fuera de la cama.

Caminó hacia el armario y sacó ropa cómoda: un top blanco, una sudadera gris y un short negro. Tras una ducha rápida, dejó que el agua tibia la ayudara a despejar sus pensamientos. Mientras se secaba el cabello y la piel con cuidado, intentaba convencerse de que sería solo una lección, nada más. Sin embargo, el nudo en su estómago decía lo contrario.

Una vez vestida, se sentó frente al tocador y, con movimientos mecánicos, cepilló su largo cabello, dejándolo suelto. Su reflejo le devolvía una imagen que apenas sentía propia: tranquila en la superficie, pero con un mar de dudas agitándose en su interior.

Bajó a la cocina y preparó un tazón de avena con fruta. Mientras comía, dejó que la música de sus audífonos la envolviera, aislándola un poco del nerviosismo. El ritual de su desayuno le dio una falsa sensación de control.

De repente, su móvil vibró. Al ver el mensaje, Elsa sintió un pequeño vuelco en el pecho. No por el remitente, sino por lo que implicaba su llegada.

MON CHERIE

¿Lista, hermosa?

Elsa leyó el mensaje varias veces antes de responder, su pulgar dudando sobre la pantalla.

MON CHERIE

¿Estás afuera de mi casa?

Mhm, sí.

¿Puedes esperarme solo
un minuto?

Mientras no estés tratando
de huir de esto, tómate el
tiempo que quieras.

Elsa rodó los ojos. "Bien, bien", pensó, aunque sabía que lo estaba retrasando a propósito. Se planteaba, por un instante, la idea de no salir en absoluto. Si lo hacía esperar lo suficiente, quizá se cansaría y se iría. Después de todo, si Hans no había logrado enseñarle a conducir, tal vez eso era una señal. ¿Por qué Jack sería diferente?

Dejó el tazón en el lavavajillas y caminó hacia la gran sala. La luz de la mañana cubría los tonos marrones y grises del lugar, dándole un toque acogedor. Pero nada lograba calmar la inquietud que le recorría la piel. Se dejó caer boca abajo en el sofá, esperando, casi deseando, que Jack se rindiera y se marchara.

Los minutos pasaron, y el silencio en la casa se volvió sofocante. La mente de Elsa vagaba, tratando de evadir lo inevitable, hasta que un nuevo mensaje la sacó de su ensoñación. Al mirar el móvil, se dio cuenta de que había pasado una hora desde el último mensaje de Jack. "¿Aún estaba afuera?", pensó.

MON CHERIE

No vas a huir de esto, hermosa.

Elsa suspiró antes de responder, sintiendo la lucha interna entre su orgullo y su deseo de seguir posponiéndolo.

MON CHERIE

Diferentes Sinfonías (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora