Capítulo 23

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Narrador

. . .

Elsa caminaba hacia el estacionamiento, agradecida de que había menos gente de lo esperada. Cada paso estaba cargado de emociones que la abrumaban tras lo sucedido. El nudo en su pecho parecía apretar con cada respiración. No le importaba a dónde iba, solo quería alejarse lo más posible.

—Es Carly Stratmann —escuchó la voz de Charlotte decir antes de llegar a ese lugar desolado.

El viento frío le acarició los brazos, y solo entonces notó que aún llevaba puesta la chaqueta de Jack. Odiaba cómo esa prenda, impregnada de su aroma, la envolvía como si fuera una extensión de su presencia. No quería sentir eso.

—Elsa —la voz seria de Jack la sacó de sus pensamientos.

No era de extrañar que él estuviera detrás de ella. Lentamente, se dio la vuelta y, como siempre, sus ojos la encontraron con esa facilidad tan desconcertante.

—¿Por qué te fuiste? —preguntó Jack, bloqueando su avance.

Elsa forzó una sonrisa, intentando parecer indiferente.

—No es nada —respondió, con un tono sarcástico—. Solo necesito seguir adelante. Regresa y disfruta de tu victoria, Overland —añadió con burla, aunque por dentro sentía cómo el dolor la quemaba.

—¿Puedes inventar algo mejor, hermosa? —replicó Jack, frunciendo el ceño, sus ojos buscando más allá de la máscara que ella intentaba mantener.

Elsa apartó la mirada, incapaz de sostenerla por más tiempo.

—¿Por qué mentiría? Tengo que irme a casa, Jack. Disfruta tu celebración —dijo con un tono cansado e indiferente.

—Sé que algo te molesta, Elsa. Te conozco mejor de lo que crees —insistió.

Elsa suspiró, agotada e irritada. Lo miró con desdén, intentando mantenerse firme.

—Si me conoces tan bien, ¿por qué no me dices qué es lo que supuestamente me molesta? —replicó, pero su voz tembló al final.

Jack odiaba esa fachada. Ella estaba poniendo una barrera, fingiendo que no le importaba, cuando todo su lenguaje corporal gritaba lo contrario: los hombros tensos, los puños ligeramente apretados. Todo la delataba.

—Viste a Carly acercarse a mí y no te gustó.

Era la cruda verdad, y ambos lo sabían. Pero Elsa nunca lo admitiría, porque no eran amantes, ni siquiera amigos; solo dos almas atrapadas en una conexión sin nombre.

—No, solo estoy cansada —negó Elsa, sacudiendo la cabeza—. No tengo energía para preocuparme por cuál de tus exnovias aparece en tus carreras. Pero la próxima vez que decidas mostrarles afecto, asegúrate de que tu familia no esté presente.

Su sonrisa era tan forzada que dolía verla. Se dio la vuelta para irse, sintiendo su cuerpo más pesado con cada paso.

—Lo siento —dijo Jack de repente, con una vulnerabilidad que rara vez mostraba. Elsa se detuvo—. No debí dejar que se acercara tanto. Carly lo hizo antes de que pudiera reaccionar. Fue un error del pasado, una noche estúpida...

Elsa lo miró por encima del hombro, con una sonrisa amarga.

—No tienes que explicarme nada. No es como si realmente estuviéramos juntos. Este compromiso fue forzado, ¿recuerdas? Ni tú ni yo queremos esto. Solo estamos fingiendo. —rio amargamente—. Soy solo una chica que olvidarás en menos de un año, ¿de acuerdo?

Sus palabras eran ciertas, pero sonaban vacías. Detrás de esa indiferencia, ambos compartían una herida que ninguno se atrevía a enfrentar.

—Ah, antes de que lo olvide —dijo Elsa, rompiendo el silencio.

Diferentes Sinfonías (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora