Narrador
. . .
Sentados frente a ella, Agnarr e Iduna observaban a Elsa con rostros serios. Ella jugueteaba nerviosamente con los dedos, sintiendo el peso de la repentina reunión con sus padres.
—Queremos hablar contigo sobre la cena de esta noche —comenzó finalmente Agnarr. Elsa lo miró con curiosidad, pero al escuchar lo siguiente, se quedó helada—. Te presentaremos a un joven. Ambas familias hemos decidido que, por el bien de los negocios, deberán contraer matrimonio.
Elsa se levantó abruptamente de la silla, interrumpiendo a su padre.
—¿Cuándo planeaban decirme esto? ¿Hasta que nos sentáramos a cenar? ¿Es una broma? —preguntó, cada vez más exaltada—. ¿Por qué tengo que casarme con un desconocido?
Iduna, intentando calmar la situación, intervino con voz suave pero firme:
—Elsa, nunca habías reaccionado de esta manera.
—¡Mamá, esto es absurdo! ¿Por qué no pueden manejar sus asuntos sin involucrarme? —espetó, dirigiendo una mirada de reproche a su padre.
Agnarr mantuvo su tono sereno, como si ya hubiese anticipado su reacción.
—Este acuerdo se decidió hace tres años. Esperamos a que terminaras tu recital y cumplieras veinte años, esa era la condición.
Elsa lo miró con incredulidad.
—¿Tres años? ¿Tres años y me lo dicen ahora? —gritó, golpeando la mesa con frustración.
Iduna se llevó las manos al rostro, visiblemente afectada, mientras Agnarr aclaraba su garganta antes de continuar.
—Entendemos que esto te moleste, pero el matrimonio durará como máximo dos o tres años. Después de eso, podrás continuar con tu vida como desees. Solo te pedimos que nos ayudes. Este lazo es beneficioso para las familias Arendelle y Overland. Esta noche conocerás a tu futuro esposo.
Elsa exhaló con un suspiro lleno de resignación.
—No tengo otra opción, ¿verdad?
—No, hija —respondió Iduna con tristeza en su mirada—. Lo sentimos.
Elsa, derrotada, se levantó de la silla y se dirigió hacia la puerta.
—Esto es tan injusto... No me lo merezco —murmuró antes de salir, cerrando la puerta tras de sí.
Se dirigió directamente a su habitación y se dejó caer sobre la cama, sintiéndose completamente abrumada. Los pensamientos rondaban en su mente sin descanso. Minutos después, escuchó cómo su hermana tocaba la puerta antes de entrar.
—Escuché toda la conversación. ¿Estás bien? —preguntó Anna, sentándose a su lado en la cama.
—No, Anna, no estoy bien —respondió Elsa, su voz rota por el llanto que apenas contenía—. Me van a casar con alguien que no conozco. No sé nada de él, ni siquiera sé cómo luce. Es tan injusto...
Unas lágrimas se escaparon de sus ojos, y Anna, con ternura, trató de consolarla.
—Entiendo que sea difícil, pero no creo que sea tan malo. Solo serán tres años, Elsa. Y no tienes que enamorarte de él, es solo un compromiso.
Anna hizo una pausa para secarle las lágrimas.
—Además, aunque no quieras oírlo, el chico es guapo —sonrió tímidamente—. Lo he visto, y definitivamente es de tu tipo. Él también está enfocado en su carrera. Quizás se lleven bien
Elsa se limpió las lágrimas rápidamente con la manga de su blusa.
—Eso no me importa, Anna. No me importa si es guapo o si tenemos cosas en común. Esto es una injusticia.
Anna suspiró, sintiendo el peso de las emociones de su hermana.
—Solo piénsalo un poco más. Tienes unas horas para relajarte antes de la cena. Quizá no sea tan terrible como imaginas —Anna se levantó, caminando hacia la puerta—. Estaré en mi habitación si necesitas hablar. Te quiero, Elsa.
Elsa suspiró profundamente cuando Anna se fue. Su mente seguía a mil por hora. ¿Y si su futuro esposo la alejaba del ballet? ¿Y si la separaba de su familia? Las posibilidades eran aterradoras.
"Esto es una pesadilla", pensó mientras se cubría el rostro con las manos. Sin conocerlo, ya lo odiaba. Necesitaba distraerse, así que cerró los ojos, con la esperanza de dormir un par de horas.
. . .
—¿Quién es ella? —preguntó Jack, recargado en el marco de la puerta de la oficina de su padre, Carlos.
—Es la hermana mayor de Anna Arendelle, la chica que estudia en la misma academia que tu hermana —respondió Carlos mientras tecleaba en su laptop—. Nuestras familias han tenido una relación sólida durante generaciones.
Jack había oído hablar de la hija prodigio de los Arendelle: amable, elegante, una joven perfecta según las conversaciones entre su madre y su hermana. Pero nunca había sentido curiosidad por saber más.
—¿Ella lo sabe? —preguntó Jack, cruzando los brazos.
Carlos levantó la vista hacia él.
—Sus padres le están informando ahora mismo.
Jack soltó una risa sarcástica.
—Vaya manera de romperle el corazón. ¿Así que esta noche conoceré a mi futura esposa?
Carlos asintió, sin levantar la vista de su laptop.
—Lo haré, pero te lo digo desde ya: esto no va a funcionar.
—¿Tienes alguna otra opinión, Jack?
—No. ¿Por qué debería preocuparme por un matrimonio que terminará antes de empezar? —respondió Jack con indiferencia antes de salir de la oficina y dirigirse a su habitación.
Tenía razón. Esto nunca funcionaría.
. . .
En su habitación, Elsa seguía caminando de un lado a otro, murmurando para sí misma.
—No puedo creerlo. ¿Cómo pudieron pensar que podían decidir mi vida amorosa así?
De repente, Anna volvió a entrar, interrumpiendo sus pensamientos.
—Te escuché hablando sola —dijo Anna, sentándose en la cama
—¿Cuánto tiempo llevas sabiendo lo del compromiso?
—Desde ayer por la mañana —respondió Anna con cierta incomodidad.
Elsa la miró con sorpresa.
—¿Y no me lo dijiste? —Anna bajó la cabeza, avergonzada.
—No quería distraerte antes de tu recital. Sabía que te habría afectado...
Elsa suspiró, comprendiendo, aunque no dejaba de sentirse traicionada.
—Tienes razón. Pero esto sigue siendo muy difícil de aceptar.
Anna asintió.
—Lo sé, Elsa. No me gusta la idea más que a ti. Quiero que te cases con alguien a quien realmente ames, pero ahora es complicado. Haré lo posible para hablar con mamá y papá, pero mientras tanto, ¿puedes al menos intentarlo? —le rogó Anna—. Tal vez no sea tan malo como piensas.
Elsa se quedó en silencio, pensando.
—Está bien —aceptó finalmente—. Lo intentaré. Fingiré que es una cita a ciegas.
Anna sonrió aliviada.
—Gracias, Elsa. Se llama Jack Overland, por cierto.
—Jack Overland... —repitió Elsa—. ¿Crees que el ballet sea un buen tema de conversación?
Anna rio suavemente.
—Estoy segura de que lo será. Gracias por intentarlo.
Elsa sonrió ligeramente. Tal vez, solo tal vez, no sería tan terrible como temía.
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Diferentes Sinfonías (Jelsa)
FanfictionForzados a un matrimonio arreglado que ninguno de los dos quiere, los corazones de la prima ballerina Elsa Arendelle y el mejor corredor de Formula 1 Jackson Overland laten con diferentes sinfonías. Pero a medida que pasé el tiempo, sus corazones co...