Capítulo 13

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Narrador

. . .

La pareja caminó hasta encontrarse con un hombre canoso, alto y robusto frente a los bancos. El cambio repentino de una expresión molesta a una más suave cuando el hombre vio al joven no pasó desapercibido para Elsa.

—¡Norte! —exclamó, saludándolo.

El hombre le dedicó una sonrisa juguetona antes de abrazar a Jack y darle unas palmaditas en la espalda.

—Ya me estaba preguntando dónde estabas, Jack. Así que... ¿ella es la chica? ¿Cómo te llamas, señorita? —preguntó Norte, dirigiéndose a la joven.

—Elsa Arendelle —respondió ella con una sonrisa amistosa.

—Mucho gusto, señorita. Soy Nicholas Norte, el entrenador de Jack —besó ligeramente su mano—. Qué chica tan encantadora, Jack, y pensar que hace unos meses me decías que solo te interesabas en tu carrera.

—Sabes que nunca me ha gustado compartir mis intereses —dijo Jack, acercándose lentamente por detrás de Elsa—. Supongo que siempre he preferido quedarme con lo que es mío —añadió.

La punta de sus dedos rozó suavemente la espalda expuesta de Elsa, jugando con los hilos entrecruzados de su vestido. Aunque Jack miraba a Norte, Elsa sabía que la estaba observando. No solo lo percibía en su visión periférica, sino que sentía la intensidad de su mirada, lo que hizo que sus mejillas se sonrojaran y su piel se calentara.

Momentos después, Jack la llevó a sentarse en las primeras filas, reservadas para familiares de entrenadores y corredores. Varias personas observaron la escena. Todos sabían que el infame y distante corredor de Mercedes apenas hablaba con nadie, ni siquiera con otros pilotos. Que actuara de esa manera, y llevara a una chica que no era su pareja oficial a esa sección, daba mucho de qué hablar.

Mientras Jack ayudaba a Elsa a acomodarse, la correa de sus tacones se desató, haciéndola resbalar un poco. Si no fuera por la rápida reacción del corredor, ella podría haberse torcido el tobillo. Al revisar qué había ocurrido, notó que el talón de Elsa estaba suelto. Sin mirar mucho a los espectadores que seguían atentos la escena, Jack la ayudó a sentarse y luego, con delicadeza, se arrodilló junto a ella, levantando el pie de la bailarina sobre su pierna para ajustar la correa en su lugar.

En ese momento, un miembro del personal se acercó para informarle a Jack que debía dirigirse a los vestidores y ponerse el traje de entrenamiento. Antes de irse, Jack le dio unas palmaditas suaves en la pierna a Elsa, provocando que ella se tensara levemente.

—Ahora sé una buena chica. Tengo que irme —dijo Jack, poniéndose de pie.

. . .

Por otro lado, más temprano, Rapunzel estaba en la pista revisando los últimos detalles del vehículo junto al equipo técnico antes de comenzar el entrenamiento. De repente, notó a lo lejos a la pareja.

—Mira a ese tonto, Cassandra. Llega tarde al entrenamiento general, ¡y además trajo a su novia, a pesar de que sabe que está prohibido! —dijo Rapunzel a su asistente, una chica delgada de cabello corto y negro.

—He oído rumores de que ella es muy linda —comentó Cassandra.

—Tal vez, pero no debería estar aquí...

De pronto, Rapunzel reconoció a la acompañante de su eterno rival y quedó boquiabierta al darse cuenta de que era su mejor amiga.

—Espera, ¿qué está haciendo Elsa aquí? ¿Y por qué está con ese tipo? —murmuró—. Cassandra, ¿dónde está mi móvil?

Diferentes Sinfonías (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora