XIX

300 60 15
                                    


Su rendimiento últimamente no había sido el mejor, ya lo sabía, estaba ligeramente por debajo del nivel en el que se encontraba el año anterior, pero realmente n o se consideraba tan malo, no tenia tantas fallas, si, quizá a veces se desconcentraba, pero no era motivo suficiente para ser citado en la oficina de su entrenador después de la practica

—Toma asiento Nishinoya, hayo que quiero hablar contigo – indicó

Yuu se sentó frente al escritorio y escucho atentamente el discurso de su entrenador, le hablaba de su desempeño durante las nacionales y el porqué lo habían elegido para el equipo, del camino que les había ayudado a recorrer y del último torneo.

—Yo sé que últimamente no estoy haciendo las cosas bien, pero...

—Dejame terminar, por favor – levantó la mano para indicarle que guardara silencio – no te llamé para regañarte

—¿No? – se movió incomodo en su asiento

—Para nada, es todo lo contario – una suave sonrisa se asomó en sus labios

—Entonces ¿Qué es?


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—ASAHI – Entró a la casa azotando la puerta

Se apresuró a quitarse los zapatos y colocarse los de andar por casa, arrojó su mochila al sofá y corrió escaleras arriba, buscando primero en su habitación y luego en la oficina de su pareja.

—Asahi – saludó alegre.

Azumane estaba sentado en el pequeño sofá que tenia su estudio, miraba su teléfono son sumo interés.

—Hm? – fue su saludo

—Tengo excelentes noticias – anunció con entusiasmo

—Ajá – seguía mirando el teléfono

—Pero hazme caso – se quejó cruzándose de brazos

—Eso hago – hizo un ademan con la mano, pero siguió con su atención en la pantalla, escribiendo algunas cosas

—Uhm, yo creo que mejor te cuento después, pareces ocupado

Dio la media vuelta y salió de la habitación, no tenia ganas de ser ignorado por su pareja.

Las cosas estaban raras desde unas semanas atrás, Asahi se comportaba diferente, se encerraba en su oficina toda la tarde, miraba intensamente su celular e incluso había cambiado la contraseña del mismo, las cenas se habían vuelto solitarias, ya no desayunaban juntos y los fines de semana eran incómodamente silenciosos, pero se aferraba a esas muestras de afecto que le seguía demostrando, los besos de buenos días, de buenas noches, de despedida, las caricias esporádicas y los dulces halagos, quizá su novio estaba bajo algún tipo de estrés por el trabajo.

El Club Del ChismeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora