Aquel peculiar grupo tenia intereses y personalidades bastante distintas, sus vidas normalmente estaban ocupadas por el trabajo y la vida de supuestos adultos que llevaban, sin embargo, algo había logrado unirlos desde la preparatoria, algo que ni e...
¿Cómo se supone que debía fingir emoción? No era que la idea de formar parte del equipo nacional le fuera indiferente, todo lo contrario, estaba sumamente feliz por ello, pero ahora debía fingir que era la primera vez que le daban la noticia, ya que, su entrenador había olvidado por completo grabar las reacciones de sus jugadores y esos clips eran necesarios para el documental que saldría tras el final de las olimpiadas.
Sabía que su actuación no había sido la mejor, tuvieron que repetir varias veces su entrenador se veía frustrado así que se que se quedaron con lo ultimo que grabaron, se veía un poco sobre actuado, pero fácilmente podían hacerlo pasar por nerviosismo.
—Si esto se supone es un documental ¿Por qué no lo graban con una cámara y equipo profesional? – Wakatsu miraba por la ventana del auto con una ligera mueca
—Se supone buscan una reacción natural y con muchas cámaras frente a nosotros, hubiera resultado obvio lo que buscaban, así que la noticia al final no sería una sorpresa
Su compañero hizo una señal de asentimiento y se quedo en silencio, por primera vez Nishinoya se sintió 100% cómodo con aquello, estaba comenzado a sentirse bien con el silencio, a veces prefería estar solo en alguna habitación sumido en sus pensamientos sin prestar atención a los demás, imaginándose en mil y un escenarios fantasiosos, donde era lo mas feliz que se le permitía, pero en esos escenarios, siempre había algo que no terminaba de encajar.
Cuando se veía jugando de manera profesional a futuro, se sentía algo encerrado, sofocado, atrapado, como si algo faltara y lo atara una incómoda sensación, pero curiosamente, también se sentía feliz con poder disfrutar aquello, con estar en la cancha el mayor tiempo posible, deteniendo los balones de los mejores del país, siendo un pilar importante para las victorias del equipo, era un cumulo de sentimientos que no podía terminar de entender, era tan contradictorio que lo hacía sentir abrumado.
Por otro lado, cuando se imaginaba recorriendo el mundo, yendo de un lugar a otro, conociendo cientos de pueblos y ciudades, su corazón daba un vuelco, pero la emoción se esfumaba cuando caía en cuenta que, si lo hacía, su carrera profesional se detendría, que aquella adrenalina que sentía en la cancha se iría de su vida.
Quizá podría en dejar de jugar de manera profesional y hacerlo un poco mas casual, pero para él, no era lo mismo, la sensación seria distinta y no quería dejarla, debía elegir una de las dos cosas y no sabia que hacer, estaba asustado, asustado por tomar la decisión equivocada y arrepentirse en el futuro, además ¿qué opinaría Asahi al respecto? ¿lo seguiría en sus viajes? Probablemente no, en ese caso ¿debía elegir si quedarse con Asahi y el deporte o viajar por el mundo?
El tema Asahi era otra cuestión, aun no hablaba con él con respecto a la propuesta que le habían hecho, en un principio estaba entusiasmado por hacerlo, pero conforme lo pensó más, se dio cuenta que probablemente, Asahi elegiría quedarse en Japón y estar lejos de él, definitivamente no estaba preparado para estar lejos del hombre que había amado desde los 15 años.
—Nishinoya – lo sacó de sus pensamientos – llegamos
—Vamos entonces – suspiró, dejando, nuevamente, esos pensamientos de lado
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