XXVI

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Se estaba adaptando a estar ahí o por lo menos eso intentaba, hacia todo lo posible por no estar incómodo y disfrutar de su estancia en Tokio, de la compañía de su novio, de su trabajo, de verdad quería estar en paz, pero le estaba costando mucho esfuerzo.

No era culpa de Ennoshita, el chico de verdad se estaba esforzando en ayudarlo a estar cómodo, después de que se hicieron novios, aceptó sin poner objeciones a las "condiciones" que puso, Kenji sabía que quizá era un poco injusto, pero está asustando, era su primer relación con un chico y no sabía cómo actuar ante nuevas experiencias, por lo que, las demostraciones públicas de afecto, por el momento, estaban descartadas, no quería ser juzgado, no quería sentir las miradas de desprecio de la gente, escuchar los murmullos o los insultos, no quería que, en algún descuido, algún conocido los viera y la noticia llegara a ojos de su madre, no había nada que le aterrara más que eso.

Quizá por aquella petición Chikara había optado por dormir en el sofá, ya que, después de aquel incidente donde abandono el hotel donde se hospedaba, el ex-Karasuno le había ofrecido su casa, para quedarse siempre que viajara a Tokio por trabajo y al tener una sola cama, se la había cedido y llevaba días durmiendo en el incómodo sofá de la sala.

—Creo que debería devolverle su cama, se ve cansado el pobre – murmuró para su mismo

Sin embargo, sabía que Ennoshita rechazaría la idea, en un principio había insistido mucho en darle comodidad y un buen descanzo durante su estadía en su departamento, cuando Kenji intentó negarse, Chikara sugirió compartir la cama, se nota que era una broma, pero Kenji se asustó, entró en pánico, las palabras salían torpemente de su boca y el pelinegro se retracto al instante.

Futakuchi realmente estaba tejiendo una batalla interna todos los días, le gustaba Ennoshita, le gustaba mucho, sus besos eran tiernos y dulces, sus abrazos eran muy cálidos, sus manos eran suaves y se amoldaba perfecto con las suyas, parecían estar hechos la medida, tenían platicas interesantes y largas, aveces no notaba que el tiempo había pasado por estar tan metidos en la conversación, no importaba el tema, nunca se aburrían, estaban aprendiendo mucho uno del otro, por momentos, sentía que estaba caminando sobre nubes, pero no todo era perfecto.

Después de todo, Chikara seguía siendo un chico, un hombre, al igual que Kenji y esto, lo aterraba.
Siempre estuvo seguro de su sexualidad, nunca había dudado de ella, pero al vivir años ocultandose, encerrandose a si mismo, hacia que todo esto fuera complicado, había crecido con la idea de que era "Anti natural", que iba contra todos los valores que su madre le inculcó y aunque siempre pensó que todo eso no era más que una estupidez, ahora no podía evitar sentirse culpable, una extraña sensación se asentaba en su estómago y las palabras de su madre daban vueltas en su cabeza ¿Acaso él estaba mal? ¿Acaso era incorrecto querer a otro chico? ¿Está enfermo? ¿Estaba dañando a Ennoshita al salir con él?, odiaba sentirse así.

—Disculpe joven ¿Puede darme permiso? Necesito algo de este estante – habló con algo de vergüenza una mujer.

Kenji salió de su trance, estaba parado en un pasillo del supermercado, estorbando el paso de la personas que hacían sus compras.

—Si, si, lo siento

Con algo de pena se apartó y empujó su carrito fuera de ahí, aún tenía cosas en la lista de compra, si bien la despensa de Ennoshita estaba bien surtida, le faltaban unas cosas y el estaba dispuesto a llevarlas, no quería sentir que no apostaba nada al lugar donde le estaban dando hospedaje.

Tratando de sacarse todos los pensamientos negativos de su cabeza; después de todo, no era ni el momento ni el lugar para pensar en ello; continúo con su lista, faltaban unas cosas, más que nada dulces y cosas extra que había decidido llevar, así que se dirigió al pasillo de Dulces y Frituras.

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⏰ Última actualización: Feb 24 ⏰

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