4 Libre

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"Se libre", esas dos palabras se quedaron resonando en la cabeza de Yoohyeon, pateó la arena del suelo, frustrada. Hacía tanto tiempo que no era libre que ya no sabía cómo actuar sin que alguien le diera alguna orden, cuando lo pensaba no se refería exactamente a la prisión y mucho menos a su nueva relación con el ámbito militar.

Arrastró los pies alrededor del recinto sin rumbo fijo, sus ojos se detenían en cualquier detalle por más absurdo que fuera. Apenas salir el verde del césped la sorprendió, miró al cielo despejado, unas cuantas nubes se movían lentamente a través de él cada tanto, Yoohyeon inhaló profundamente y mantuvo el aire en sus pulmones lo más que pudo antes de soltarlo con un escandaloso suspiro.

No sabía que hacer, tenía solamente una hora, pero era una hora sola en un lugar que no conocía. Miró alrededor y notó que estaba sola —o eso es lo que parecía— era como si todos los soldados se hubieran esfumado luego de la reunión.

Sus ojos viajaron entre las pequeñas tiendas de campaña que servían de garaje improvisado para uno que otro Jeep en la lejanía. Enormes y solitarias torres de vigilancia se erguían cada pocos metros y unos gigantescos altavoces parecidos a megáfonos estaban asegurados en los gruesos hierros de sus estructuras. Su mirada no llegaba a encontrar el límite cercado del recinto, pero, evidentemente, era una zona muy bien delimitada.

Pensó por un momento más y finalmente optó por disfrutar el sol de la mañana. Se alejó del gran salón y siguió caminando, el suelo se sentía blando bajo sus pies y se recostó en un manchón de césped que crecía entre sendero y otro. Cerró sus ojos dejando que la calidez de la mañana acariciara su piel.

Habían pasado años desde la última vez que sentía algo tan simple y placentero como eso. Respiró el aire más puro que había conocido jamás y se permitió mostrar una pequeña sonrisa en sus labios. Quizás eso si era libertad. Sentir el aire limpio y los cálidos rayos del sol en su rostro mientras los pájaros daban su concierto matutino en alguno de los árboles y arbustos que crecían en la lejanía.

No pensaba en nada realmente, su mente estaba totalmente en blanco por primera vez en mucho tiempo. Yoohyeon solo disfrutaba de la sencillez del momento hasta que percibió una sombra con sus ojos cerrados. Algo le estaba bloqueando el sol, por su cabeza pasó la inocente idea de que una enorme nube enorme estuviera atravesando el cielo en ese momento así que abrió sus parpados pensando en que quizás podría pasar el rato imaginándole formas como cuando era pequeña, ese era uno de los únicos recuerdos bellos que tenía de su infancia y, para su desgracia, era tan pequeña que se sentía peligrosamente difuso entre sus memorias.

Pero cuando abrió sus ojos la sonrisa desapareció de su rostro. Sus labios temblaron y se incorporó de golpe poniendo su mejor postura de soldado sin entrenamiento.

De pie frente a ella tenía a una mujer observándola sin molestarse en disimular, a contra luz era difícil de distinguir, pero su rostro no parecía dejar ver emoción alguna. Una sombrilla negra que la protegía del sol se apoyaba suavemente y la sostenía con su mano enguantado ligeramente apretada contra su pecho.

Hubo un corto periodo de tiempo en que el aire pareció volverse denso y Minji le mostró una pequeña sonrisa.

—¿La asusté, novata? —preguntó levantando una ceja.

Yoohyeon sintió su cuerpo entero estremecerse, los nervios cayeron sobre ella como un baldazo de agua helada. No sabía exactamente como debía dirigirse a esa mujer ni mucho menos que quería de ella en ese momento.

—No, señora —mintió, estaba aterrada.

La mujer dio unos cuantos pasos alrededor de ella y la observó con detenimiento.

Rojo (JiYoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora