Minji caminaba de un lado a otro en su oficina, el sonido de sus zapatos retumbaba sobre el piso de mármol y se perdía al chocar contra las paredes y los muebles minimalistas del lugar. Estaba demasiado ansiosa por colgar la llamada y retomar cierto asunto con la bonita chica de mechas verdes que la observaba —quizás demasiado atenta— desde el sofá. Su expresión intentaba endurecerse, intentaba volverse más acorde con la conversación laboral en la que intentaba concentrarse, pero sus ojos desviándose hacia Yoohyeon a cada rato no se lo permitían. Presionó con fuerza el celular contra su oreja y se detuvo en seco.
—¿Ahora mismo? —sus ojos y todo su cuerpo estaban apuntando hacia la chica que no podía oír de qué o con quién hablaba en ese momento— No creo que pueda acompañarlas, debo reunirme con SuA —contestó con tono preocupado a lo que probablemente fue una pregunta del otro lado de la línea— está bien, confío en ustedes... —hizo una pausa y desvió la mirada hacia su escritorio vacío— sí, te lo aseguro.
Colgó la llamada y devolvió el teléfono al bolsillo de su ajustado pantalón. Kim Minji siempre mantenía su atuendo formal y reluciente durante su horario laboral, no importaba si no debía reunirse con nadie realmente y solo pasaría la mañana leyendo e investigando detrás de su escritorio, mantener su apariencia impecable siempre era su prioridad y esa costumbre no la perdería jamás.
Tomó aire fastidiada por lo inoportuno de aquella llamada y caminó unos cuantos pasos, pero, antes de desplomarse en el sofá junto a Yoohyeon, apretó sus labios y la miró con ojos juguetones, hacía tiempo no se sentía tan bien consigo misma y sabía que en partes se debía a esa chica.
—Entonces —comenzó, acercando su cuerpo al de la chica— ¿No me dejarás ahora?
Yoohyeon sonrió divertida ante el tono coqueto que usaba Minji.
—Pensé que usted lo sabía todo, señora jefa del servicio de inteligencia —contestó siguiéndole el juego. ¿Acaso estaba mal querer pasar un bonito momento con ella antes de que su cabeza volviera a la realidad? La idea del cuento de hadas sabía demasiado dulce en los labios de esa mujer como para resistirse y, solo por ese día, lo disfrutaría. Quería dejarse llevar y sentir que todo estaba bien, aunque en el fondo solo esperaba que de un momento a otro todo acabara tan rápido como comenzó.
—Pensé que no estábamos hablando de trabajo —contestó Minji recordando vagamente las palabras de la chica en su primera charla en el césped del cuartel.
—No estaba hablando de trabajo —dijo Yoohyeon parafraseándola también— ahora... ¿podría... —golpeó suavemente sus proprios labios con su dedo índice, rogando por un solo beso más.
Minji contestó actuando de inmediato. Sostuvo su rosto entre sus manos, en un rápido movimiento, estaba prácticamente sobre el cuerpo de Yoohyeon y, cuando se sintió lo suficientemente pegada a ella, acercó sus labios tanto que pudo sentir como la chica contenía la respiración y el pulso se le aceleraba contra su piel. Luego volvió a alejarse, dejándola desando ese beso, tentándola de manera casi despiadada.
—Me encantaría, pero— sus ojos estaban fijos en la boca entreabierta de Yoohyeon que esperaba que la distancia se cerrara por completo— vendrán por ti pronto. —terminó la frase con un pequeño puchero.
Sus ojos se abrieron por completo y sintió que su corazón se detenía, estaba sorprendida y hasta un poco asustada —¿Qué? —preguntó asumiendo lo peor, era costumbre para ella que lo bueno no durara, pero jamás había acabado todo tan rápido. ¿A dónde la llevarían? Minji no le habló de ninguna reunión que la involucrara ni nada por el estilo ¿Prisión? ¿La misión de la general? Mil ideas pasaban por su mente en ese momento.
—Tranquila —se apresuró a calmarla, reconociendo cierto temor en su voz— Dami vendrá por ti para retomar tu entrenamiento —hizo una pausa y dejó un suave beso sobre los labios de la chica que instantáneamente suspiró aliviada— no puedo acompañarte, aunque me encantaría, no quiero que sean unos idiotas contigo.
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Rojo (JiYoo)
FanfictionKim Yoohyeon, ex miembro del peligroso Sahara , cumple su condena en prisión luego de haberse entregado. Un destello de esperanza resurge en ella cuando recibe una interesante propuesta: recuperaría su libertad solo si acepta trabajar codo a codo j...