El sol no salía del todo cuando Yoohyeon despertó. La cama en la que había dormido era realmente suave y eso mismo le estaba dificultando mucho levantarse, contrario a lo que hubiese podido creer que pasaría, no se sintió confundida al despertar, se sintió extrañamente bien. Se giró hacia la mesita de noche buscando comprobar si su reloj natural no la había traicionado y sonrió satisfecha al ver los luminosos números verdes que marcaban las cinco en punto en el aparato, aunque una corriente de dolor apretó su cuerpo con fuerza obligándola a quejarse lo más silenciosamente que pudo.
Se levantó con cuidado, intentando encorvarse lo menos posible para evitar el dolor en su abdomen, pero un pequeño alarido escapó nuevamente de sus labios confirmándole que no sería tan fácil. Maldijo en silencio, pero finalmente logró ponerse de pie y caminó de puntillas, el piso helado le daba pequeñas punzadas en los dedos, pero se acercó hasta la puerta de la habitación y desde allí pudo ver el sofá en el que Minji estaba profundamente dormida.
Aún llevaba puesto el mismo traje con el que la había recogido de la prisión, la única diferencia era que había alcanzado a aflojar un poco su corbata y se había dormido prácticamente sentada. Sus piernas estiradas caían pesadas desde el asiento hasta el suelo, una de sus manos sostenía su mejilla como una almohada improvisada y su brazo enguantado descansaba tosco sobre su regazo.
Yoohyeon tragó grueso con la mirada puesta en ella, no pudo evitar sentirse algo culpable al ver la incómoda posición en la que se había dormido, asumió que tendría fuertes dolores en el cuerpo al despertar, quizás incluso el cuello contracturado.
La noche anterior, luego de saber que no podía quedarse sin custodios en la oficina, había insistido en que debía ser ella la que durmiera en el sofá o incluso en el suelo, pero Minji le había ordenado —así lo sintió— que se fuera a la cama excusándose con que sería lo mejor para su cuerpo herido y Yoohyeon no pudo hacer más que aceptar.
Nuevamente se sintió perdida sin saber que hacer, era muy temprano y asumió que la jefa no despertaría sino dentro de un largo rato.
Observó de lejos a la chica dormida y las preguntas comenzaron a inundar su cabeza. No había tenido la mejor primera impresión de Minji la mañana anterior, de verdad la había asustado en un principio, con esos aires de grandeza y la forma seca en que la había amenazado, cuando lo recordaba, aún podía sentir sus dedos apretando con fuerza su mentón, pero luego se le termino acercando como si de una amiga de toda la vida se tratara y ahora mismo la estaba ayudando, cuidando de sus golpes y permitiéndole pasar la noche más digna que había tenido es muchos —de verdad muchos— años.
Dos opciones se presentaron en su mente: en la primera, Minji solo estaba siendo amable por las formalidades del acuerdo que tenían y la necesitaba sana para cumplirlo; y en la segunda, solo era una buena persona. Aunque pensar en ella como una persona que solamente es "buena" se le hacía extraño ¿por qué alguien sería bueno con ella? IN lo era, pero Yoohyeon siempre creyó que se debía a que el chico solo estaba muy aburrido y quería pasar el rato con alguien. No le gustaba del todo la idea, después de todo le había tomado mucho cariño, pero de cierta forma esperaba que la amistad que tenían se acabara tarde o temprano.
Sacudió su cabeza intentando sacar esas ideas de su mente y volvió a enfocarse en la pelirrosa dormida "Demuéstrame que no me equivoco contigo, novata." Esas palabras le seguían haciendo eco ¿qué pretendía de ella? —como sea— pensó. En algún momento iba a averiguarlo.
Salió del cuarto y sigilosamente empezó a caminar por la oficina. El lugar era enorme y Yoohyeon solo podría haberlo descripto como "costoso", todo lo que había en ese piso se veía caro, lujoso. Desde la cama en la que había pasado la noche, pasando por las toallas y los pequeños jaboncitos decorativos que adornaban el lavamanos hasta el sofá en el que dormía incomoda Minji.

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Rojo (JiYoo)
FanficKim Yoohyeon, ex miembro del peligroso Sahara , cumple su condena en prisión luego de haberse entregado. Un destello de esperanza resurge en ella cuando recibe una interesante propuesta: recuperaría su libertad solo si acepta trabajar codo a codo j...