22 Rojo

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Oyó la voz del Sahara de rojo entre los gritos y las risas de los otros dos como si estuviera bajo el agua e instintivamente cubrió esa cruz negra que llevaba en su brazo y delataba que seguiría siendo propiedad de Torch, no importaba si ahora estaba en el bando contrario.

La misma Yoohyeon no era consciente de lo mucho que le afectaba tener esa pequeña marca en su piel hasta que algo se lo recordaba e, inevitablemente, su mente parecía viajar al pasado y pasearse por cada una de las pesadillas que había vivido.

El hombre seguía con sus ojos azules clavados en ella, parecía observar incluso los movimientos de su respiración agitada y sentía como si todos sus miedos estuvieran siendo expuestos ante esa vacía mirada. Le hacía sentir escalofríos y cada músculo de su cuerpo temblaba.

El agarre firme de la comandante Roja en uno de sus brazos la hizo volver a la realidad y, de un jalón, la sacó de la sala cerrando la puerta de acero con un golpe detrás de ambas. El sonido de la risa mezclada con gritos se amortiguaba con el metal y se oía completamente ahogado en el corredor donde ambas estaban paradas.

Yoohyeon volteó e intentó enfocar sus ojos perdidos en Siyeon, pero su mente alterada y confundida se lo impedía. El rostro de la comandante estaba desfigurado en una mueca de enojo, su uniforme manchado de sangre, su ceño fruncido y su mandíbula apretada junto con lo filoso de sus rasgos podrían asustar a quien sea en esa situación.

—Escúchame Kim —pronunció su apellido con un tono algo burlón, como si por algún motivo le costara decirlo— debes tener claro de qué lado estás ¿Entiendes?

Yoohyeon tragó saliva y asintió en silencio.

—No puedes dejar que te intimiden tan fácilmente —explicó y levantó la voz con tono serio mientras tomaba a la chica por ambos hombros sacudiéndola, buscando hacerla reaccionar— no vas a servirnos de nada así.

Sentía su piel arder bajo las manos de Siyeon, como si toda la furia que estaba aguantando se presentara en forma de calor en su cuerpo y lo transfiriera a su piel por medio de ese agarre. Verla tan fuera de sí la impresionaba bastante. La comandante siempre le había parecido una persona centrada y disciplinada, aunque lo ocultaba detrás de una faceta algo bromista y divertida. Haber sido testigo de cómo jalaba el gatillo de su arma reglamentaria sin que siquiera temblara un poco su pulso la hizo entender por qué era una parte tan crucial del Escuadrón de Elite.

Eso era exactamente lo que hacía que las Rojas fueran tan reconocidas como respetadas. En lo que a las personas concernía, eran mujeres amables y educadas —quizás un poco frías— pero incluso en sus primeros días se encargaban de mantener siempre arriba en el orden de prioridades a los civiles que se suponía que debían proteger como parte de la fuerza y, aunque eso era algo mucho más complicado ahora, seguían haciéndolo con la ayuda de los soldados de Bora.

La otra cara de la moneda eran las Rojas que no temían ensuciarse las manos y acabar con lo que sea que se cruzara en sus caminos con tal de cumplir con su deber. Eso era lo que acababa de presenciar Yoohyeon y, en ese momento comprendió mejor la golpiza de bienvenida con la que la habían recibido en su primer día, después de todo, el ejército y sus soldados compartían la misma ideología que las Rojas.

Le costaba demasiado imaginarse a Handong actuando de forma tan fría como lo había hecho Siyeon, pero le costaba aún más imaginarse a Minji de ese modo. La pelirrosa con la que ella trataba parecía no tener lado oscuro, sin embargo, no olvidaba lo serio que se tomaba su trabajo, así que, de alguna manera, se le hacía lógico creer que, cuando vestía la chaqueta de general, también tuvo que actuar de forma tan... ruda en algún momento, pero entenderlo e imaginárselo eran cosas completamente diferentes.

Rojo (JiYoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora