CAPÍTULO 3

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ɢʜᴏꜱᴛ ᴏꜰ ᴀ ᴍᴇᴍᴏʀʏ

𝓓𝓻𝓪𝓬𝓸 𝓜𝓪𝓵𝓯𝓸𝔂


- ¿Por qué?

No me dirigía la mirada, se encontraba inmersa en sus pensamientos, pero la conocía lo suficiente para saber que se estaba obligando a disociar para no entrar en un punto de quiebre.

Eso suele hacer nuestro cerebro ante información que no es capaz de procesar porque duele, y si el pensamiento toca alguna fibra sensible, te romperá desde adentro hasta pudrirte en dolor.

- Maldita seas, Sayre. Deja de hacerte la estúpida y contestame. ¿Por qué?...

- ¿Qué haces aquí?, Malfoy largate.

- Asesinaste a mi propia sangre, te declaraste la mayor de las traidoras, ¿Qué más quieres que haga? Dime, porque no sé qué carajos hacer.

Por una fracción de segundo, el gesto de Venus pareció convertirse en una mueca que Draco no logró descifrar, porque en seguida se volvió a mantener firme e inexpresiva.

- No hay más, las cosas están hechas, tus opciones son aceptarlo o no.

La decepción lo estaba quemando a flor de piel, quería gritarle, quería poder entrar a su cabeza y arrancarle los malditos recuerdos para encontrar el momento exacto en que su prometida se volvió una mentirosa.

No podía seguir más tiempo ahí, no teniendo a la persona que quería en esa posición. Su indiferencia le calaba hasta los huesos y la impotencia acumulada con rabia no le estaban permitiendo tener la cabeza fría para poder hayar la más mínima señal de que todo era una broma.

Rápidamente se obligó a convencerse de que ella merecía estar ahí, se ganó toda la mierda que estaba acarreando. No era más que una jodida traidora, no merecía sentir pena por ella.

- Yo mismo me encargaré de mantenerte aquí pudriendote junto a las ratas. - finalizó mientras sostenía con fuerza los barrotes de aquella celda, como si eso lo mantuviera cuerdo. - Por cada promesa que hiciste, será un año más que pases en este jodido castillo.

El fantasma de su recuerdo lo atormento hasta que el sol se escondió entre las sombras del bosque que rodeaba al cuartel en Sussex.

No tenía ningún tipo de información acerca de en qué momento Venus Sayre haría presencia por los pasillos, pero esperaba firmemente que Theodore llegase antes.

Draco se encontraba de espaldas a la puerta, por lo que no se molesto en girar. El seguía inmerso sosteniendo el único objeto que lo mantenía en conexión con Sayre, un relicario. Las puertas de su oficina se abrieron anunciando que una persona estaba por entrar.

- Tardaste más tiempo del que esperaba Nott, cinco años trabajando aquí y aún te portas como un incompetente.

- ¿Ese es el trato que reciben sus hombres, General Malfoy?

Lo que debió sonar como música para sus oídos,  porque por fin, siete años después volvía a sentir consuelo en su voz. Sonó como las puertas del mismo infierno abriéndose, anunciando que Lucifer estaba por llegar a la tierra.

Se giró de inmediato sobre su silla sin despegar la mirada de la puerta, rogando que ahora, en serio, Theodore se apareciera cruzando esa puerta. No venía sola, era claro, iba acompañada de siete mortifagos todos a sus espaldas.

- Me estaba comenzando a cuestionar, cuando sería oportuno para usted iniciar el nuevo cargo que se le impuso de manera injusta, señorita Venus.

Esperó una respuesta inmediata que desataría una riña entre ambos, pero tratándose de ella no sería así. Siempre cuidando sus palabras, siempre esperando la mínima fractura para atravesar su veneno por la grieta. Nunca caería en provocaciones.

- Tengo bastantes asuntos pendientes, por lo que no se me facilitará presentarme de manera inmediata al cuartel, pero he de llenar mi ausencia con una visita rápida.

Egolatra, narcisista.

- Ya que nos ha llenado de gracia con su visita. Puede retirarse de mi oficina.

Ya existía una atmósfera de tensión creciente dentro de la habitación, era tan palpable que asfixiaba a todos los que se hundieran en ella.

- No me interesa pasar más tiempo en esta... Oficina. En seguida le presentarán los informes sobre los cambios que habrán dentro de la instalación. Espero sé tome el tiempo de leerlos cuidadosamente.

Se dispuso a salir de aquella oficina, pero detuvo sus pasos y giro sobre sí misma dedicándole una última mirada de advertencia a Draco.

- Recuerde que a partir de ahora soy su General Oficial al mando. Sigo estando una cabeza arriba de usted, Malfoy. No me obligue a enseñarle a respetar a sus superiores.

En el momento más oportuno Parkinson, Nott y Zabini iban entrando a la par que Sayre se retiraba.

- General Sayre, un gusto verla.- contestaron a unísono, pues el trío era consciente de que una falta de respeto no sería tolerada.

No se molesto en dirigirles la mirada, avanzó con sus guarda espaldas siguiéndole el paso para después perderse entre el remolino de gente transitando los pasillos.

La cara de Draco era digna de retratar en una fotografía, era casi poética la forma en que sus cejas se avergonzaban, su boca se curveaba en una mueca de disgusto y el destello en sus ojos que reflejaban a un niño de quince años pidiendo a gritos salir corriendo a tomarla por los hombros y exigirle que regresará con él.

𝙏𝙧𝙖𝙞𝙩𝙤𝙧 | Draco Malfoy (EN PROCESO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora