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Lord Albansdale acompañó a Penelope hasta la mesa de los refrescos para que ella bebiera algo de limonada, ya asegurándose que ella estaba recompuesta de su baile le volvió nuevamente a agradecer haberle permitido bailar con ella y la dejo ahí para que descansará.

Penelope se dispuso a salir al jardín por algo de aire fresco y asimilar que oficialmente había logrado bailar con dos caballeros que tenían intenciones de conocerla ¡Dos! contando a Lord Fife y a Lord Albansdale.

Mientras camina y seguía procesando la noche de la que estaba disfrutando vio a Colin levantarse de una banca que estaba oculta por unos árboles, se notaba que estaba solo en aquella banca porque cuando se levantó no había nadie que se haya levantado con él y además no se despidió de nadie.

Se siguió acercando a aquella banca y luego observo a Colin entrar al salón de baile para buscar a Prudence ¿Prudence?. Analizando la situación Penelope recordó que Colin aún no cumplía con el baile que le había prometido a su hermana, y siendo él un hombre de palabra supuso que se acercaba a Prudence para cumplir con el baile que él le prometió.

Penelope siguió caminando por los arbustos de rosas observando a las personas que por ahí se encontraban, en muy poco tiempo logró oír sus buenos cotilleos otra vez, sobre caballeros que tenían aventuras extramaritales o jóvenes que se escondían en armarios de forma muy comprometedora con ciertos caballeros, algo que ya había oído que hizo antes Lord Fife y una señorita. Al parecer sería una buena noche para los chismes.

Al llegar a la banca de donde vio salir a Colin se dispuso a sentarse pero justo antes de acomodarse se fijo en una libreta encuadernada en piel que estaba abierta sobre la banca. Estiro su brazo para ver que era lo que tenía escrito y sin tocarla pudo observar que se trataba de una especie de diario con varias líneas escritas a mano. Y en el titulo escrito que tenía al centro de la hoja decía:

07 de febrero de 1815.

Nicosia, Chipre.

¡Por dios! Penelope se tuvo que llevar una mano a la boca para no tener que gritar, ¡era un diario escrito por Colin!, debía ser de él, era la única persona que conocía que estaba en esa fiesta y que había ido a Chipre, además, lo había visto salir de esa misma banca. 

Tenía que llevárselo a Colin, es su diario y él no querría que nadie lo leyera, tomó el diario con ambas manos pero cuando bajo la mirada nuevamente a las hojas le dieron muchos deseos de leerlo, ¿Qué debía hacer? ¿Se molestaría Colin si ella lo leía? no debería de contener grandes secretos si lo olvido ahí, cuando estaba en una fiesta llena de gente. ¿Sería un acto tan grave si solo le echaba una mirada a lo que se veía ahí en la hoja que estaba abierta?. Se inclino para observarlo y comenzó a leer:

"Algunos podrían pensar que un caballero inglés que ha vivido toda su vida en Inglaterra debería estar acostumbrado a climas fríos y tal vez decir que todos son iguales. Pero, aunque hoy el clima está lluvioso y el césped esté mojado, este lugar no se siente como mi hogar. Sigo buscando aún mi lugar en el mundo, Chipre es un lugar muy cambiante, y estando acá en medio del mediterráneo encontrándome con peligros como..."

Penelope soltó un gruñido de molestia ¿Cómo es posible que la hoja termine ahí? ¿Con que peligro se encontró Colin en Chipre?

Tenía demasiadas ganas de seguir leyendo el diario, toda su curiosidad le animaba a querer terminar de leer lo que ya había comenzado. ¿Sería demasiado seguir leyendo los escritos íntimos de Colin? Comenzó a doblar la hoja casi como si una fuerza la estuviera poseyendo y cuando se dispuso a leer lo que seguía de la historia detrás de la hoja alguien le hablo.

-¿Que se supone que estas haciendo?

Penelope se giró bruscamente.

-Colin yo...

Un marido para Penelope FeatheringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora