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Penelope se cambió de ropa con la ayuda de Madame Delacroix, se probó uno de los vestidos que le había llevado esa mañana, permitió que su amiga la peinara y maquillara a su gusto. Le gustaba como se veía en el espejo de su habitación, sentía que el tono del vestido hacía resultar sus ojos y cabello.

- Bien, ha llegado la hora de que me marche Señorita Penelope - Le dijo Madame Delacroix sonriendo al reflejo del espejo en que se estaba observando Penelope.

- Muchas gracias Madame Delacroix - Dijo Penelope sonriéndole a su amiga - En verdad que no sé cómo agradecer todo lo que ha hecho por mí.

- No tiene nada que agradecer - Le respondió Madame Delacroix tomando una de las manos de Penelope - Solo deseo que usted sea feliz, vaya al Palacio Real y déjese querer.

- Gracias - Dijo Penelope.

- Usted merece ser feliz al igual que todas esas jóvenes que van a los bailes, usted no es menos que ninguna de ellas - Le dijo Madame Delacroix recibiendo una sonrisa y ojos lloros de Penelope - Bien, debo irme, debo hacer mucho trabajo hoy.

- ¿Muchos vestidos para mañana? - Pregunto Penelope levantándose de la silla.

- Si, todas las jóvenes quieren lucir lo mejor posible este fin de semana en el Palacio - Dijo Madame Delacroix tomando sus cosas y acercándose a la puerta de la habitación - Se comenta que asistirán muchas personas importantes, sobre todo caballeros solteros y con muy buena posición social.

- Espero que las cosas salgan bien para ellas - Dijo Penelope

- Esta bien que diga eso, pero recuerde que debe esperar que las cosas salgan bien para usted también - Le recordó Madame Delacroix - No está mal que se coloque usted en primer lugar de vez en cuando.

Penelope sonrió, debía hacerle caso a Madame Delacroix y ponerse en primer lugar, también esperaba que las cosas salieran bien para ella.

Bajaron las escaleras en silencio y sonriendo.

Cuando llegaron a la puerta de la entrada, Penelope despidió a Madame Delacroix y le agradeció nuevamente, estaba agradecida de la persona que salía en ese momento por la puerta de su casa. Estaba agradecida por tener a alguien como Madame Delacroix en su vida, de poder llamarla su amiga.

Ingreso al salón para hacerle compañía a su madre y hermanas que estaban ahí sentadas esperándola.

- Por fin bajas - Le dijo su madre - Pasas mucho tiempo con la modista, recuerda que debes buscar un esposo.

- Lo se mamá - Respondió Penelope y se sentó frente a ella.

- Hoy te ves preciosa Penelope - Le dijo Philipa que en ese momento estaba comiendo un pastel en compañía de Prudence en la mesa.

- Gracias Philipa - Respondió Penelope a su hermana y luego miró hacia las ventanas, estaba justo enfrente de ella y desde ahí se veía un muy lindo día, el cielo estaba precioso. Si, las cosas serían distintas este fin de semana.

- Lady Featherington, un caballero está en la entrada - Anunció la Señora Briarly ingresando al salón.

- ¿Un caballero? - Preguntó sorprendida Lady Featherington.

- Si, y trae flores - Respondió la Señora Briarly muy entusiasmada.

- Prudence, ven - Exclamó Portia - Ven a tomar asiento.

Prudence muy juiciosa fue a tomar asiento frente a su madre.

- Penelope, ven a sentarte junto a mi para que el caballero se siente junto a tu hermana.

Un marido para Penelope FeatheringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora