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Queridos y amables Lectores:

Los he abandonado por varios días, así que por el cariño que les he tomado en este tiempo creo que lo mejor es disculparme por mi falta de hojas estos días. Sin embargo, no he estado alejada del cotilleo, y es que muchas cosas han estado sucediendo últimamente, que es difícil saber qué priorizar en la hoja de hoy.

A mis oídos ha llegado una información muy grata, aunque triste para mí, resulta ser que la Señorita Francesca Bridgerton y el Conde de Kilmartin ya han terminado de hacer su lista de invitados a la boda y las invitaciones ya han llegado a las manos de los afortunados, debo confesar que me moría de ganas de recibir una de las tan esperadas invitaciones, pero no la recibí. Pero no se preocupe querido lector, créame que de todas formas me enteraré de los detalles de dicho acontecimiento.

Otra información, que quizás no le interesa a la parte masculina que lee a esta escritora, pero que de igual forma resulta curiosa, no sé si algunos ya lo han notado pero la guerra por las criadas está llegando a otros límites esta semana, y es que resulta que una criada que se fue de la casa Featherington a la casa Cowper ha regresado luego de pasar tan solo cinco días con ellas, y es que al parecer no es la única criada que ha regresado a su antigua casa por el mal carácter de Lady Cowper que las ve como esclavas. Tal vez ese mismo carácter es el que heredó su hija, la señorita Cressida Cowper, que suele ir por los eventos sociales burlándose de las demás jóvenes que no tienen pretendientes, cuando resulta ser que ella aún no logra atrapar ninguno.

Ecos de Sociedad de Lady Whistledown.


Luego de un par de días del beso con Colin Bridgerton, Penelope se encontraba en su habitación arreglando su cabello para ir a la Galería de arte donde habría una nueva exhibición de pinturas. No había salido de su casa desde aquella noche, desde que Colin Bridgerton la visito y.... se ruborizo. El beso.

- Debes controlarte Penelope - Se dijo a sí misma mientras miraba su reflejo en el espejo del tocador - No puedes ir por la vida ruborizándote por recordar un beso, aún si es lo que siempre soñaste.

Se echo a reír mientras tocaba sus mejillas.

Colin la había besado, tuvo su primer beso y del amor de toda su vida. No se lo esperaba, es más, estaba segura de que él tampoco se esperaba que las cosas sucedieran así y terminará besándola, pero ¿ahora que haría con su amistad?

Se levantó y camino hacia la ventana, no esperaba que él acudiera a pedirle matrimonio después de eso, dudaba mucho que hubiese hombres que después de un beso fueran por ahí a pedirle matrimonio a una joven. Además, él no la estaba cortejando ni nada de eso. De hecho, nadie la estaba cortejando aún.

- Penelope, estamos listas - Le dijo Prudence al asomarse a la puerta de su habitación- Mamá me dijo que te avise.

- Voy ahora mismo - Respondió Penelope y se miró otra vez en el espejo del tocador para revisar su cabello antes de salir.

Tenía deseos de ver a Colin en la galería, aunque si lo pensaba bien, ¿Qué se supone que debería decirle después de lo ocurrido?, al fin y al cabo, ella lo abandono en la glorieta, y, si lo pensaba bien, aunque tenía deseos de verlo, él no había dado ninguna señal después de eso, quizás lo mejor es no ilusionarse. De todas formas, era casi seguro que estaría en la galería, dudaba mucho que Lady Bridgerton no le pidiera ir a la galería en compañía familiar, después de todo Francesca se casaría y era el momento de que ellos estuvieran en familia.

- ¿Crees que mi cabello se ve bien? - Pregunto Prudence a su hermana.

Penelope la observo y luego dijo.

Un marido para Penelope FeatheringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora