Sunday Pontiac despertó una noche y terminó por entender su situación.
-Voy a hacer lo que se me canta-
Y con eso dicho comenzó un plan de salvataje y venganza.
-Milady recapacite, si hace eso será tratada de loca-
-Tienen razón, así que mejor...t...
La princesa Carlota al verse excluida por su familia, prefirió ir a darle una visita a su futura cuñada; Lucía Donovan a su habitación. Ambas señoritas cuchicheaban sin conocer los pormenores del acontecimiento de días anteriores que hablaban acerca de la toma y destrucción de los últimos muros que los protegían.
Por orden de la reina, se omitió informarle a Lucía y Carlota el destino final de los Donovan, ya que temían que huyera antes de formalizar el matrimonio o no manifestara su poder de santa. En medio del desastre financiero que azotaba al país, un enorme paquete llegó al palacio con una tarjeta de parte de un amigo de los duques.
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-Qué dice?- la curiosidad en Carlota iba en aumento apurando a Lucía para leer la tarjeta
"....Querida Lucy; deseo saludarte por tu boda y espero recibir una invitación para celebrarlo. Ansío verte sonreír tanto como tus padres, que casualmente me ayudaron a preparar esta hermosa obra de arte digna de ti. Por ello, disfruta de mi obsequio anticipado. PD.: Felicidades por haber escapado a tiempo. La próxima, me encargaré que no sea así! Con mis mejores deseos, La Bestia Escarlata♡...."
El rostro de Lucy palideció y las mucamas no sabían donde meterse. Tenían órdenes estrictas de no revelar el destino del ducado Donovan y menos el de la pareja ducal por tanto, se quedaron quietas en una esquina.
-Abran esa maldita caja, AHORA!- Entre gritos, Carlota obligó a las mucamas a abrirla
Cuando destaparon la caja, esta se abrió de par en par y un olor nauseabundo invadió la habitación. El contenido, resultó algo tan vomitivo y retorcido que heló sus venas.
-Hahaha....AHHHHHHH!- el espantoso grito de Lucy llegó hasta la sala de reuniones causando una ola de pánico que movilizó a los guardias reales
La obra de arte tan admirable, era su madre. La habían convertido en solo una cabeza con su torso mutilado, medio viva y que tenía las cabezas amputadas de su padre y hermano pegadas a ella con sogas. Fue tan macabro y el edor putrefacto causó que las mucamas vomitaran.
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Carlota no soportó la visión pesadillezca y arrojó todas las figuras de porcelana al piso para apartar la imagen de su cabeza. Al llegar hasta la habitación, todo aquel que posó su mirada a la cosa hedionda que se movía a duras penas en el piso, no tuvo el estómago suficiente para permanecer allí por lo que escogían irse corriendo al baño.
