Quién no conoce a dios...

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Toda la ciudad salió a recibir al emperador entre silbidos y aplausos para festejar el castigo de Kirk Malsag.

El suplicio que los pobres y la gente bestia debieron padecer por causa del barón, su familia y sus socios era bien conocido por sus vecinos. Aquellos que podrían sacarlos de su miseria, volteaban la mirada para negarse a tenderles una mano y convertirse en parte de los verdugos después de un jugoso soborno.

Ese resentimiento les quedó impregnado en sus memorias y se volvió peor, cuando varios sacerdotes del templo de Liam se acercaron fingiendo amabilidad para entregarles comida envenenada con el fin de eliminar a los pobres ya sea por conveniencia p...

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Ese resentimiento les quedó impregnado en sus memorias y se volvió peor, cuando varios sacerdotes del templo de Liam se acercaron fingiendo amabilidad para entregarles comida envenenada con el fin de eliminar a los pobres ya sea por conveniencia política o diversión.

Desde ese evento tan bochornoso y deplorable, nadie en su sano juicio aceptaría la fe de Rubins o mucho menos ningún tipo de propósito desdeñoso camuflado de caridad. Así corrió el rumor de que si te volvías pobre, automáticamente dejabas de ser creyente y que la gente bestia, eran criaturas ignorantes que dios escogió abandonar al considerarlos salvajes.

La muchedumbre aclamaba entre vítores a sus nuevos héroes y libertadores. El emperador pronunció un discurso tan inspirador para dejar en claro su posición y la de su nuevo pueblo. No sólo había llegado para recuperar Malsag sino también a devolverle a sus habitantes la libertad de credos e igualdad incondicional.

Nada de lo que dijo fue dicho con anterioridad por ningún político, noble o siquiera el clero. Sonaba tan inverosímil que eligieron seguirlo ciegamente al asegurarles salud, educación y trabajo. Si bien el ejército imperial era conocido por arrasar a sus enemigos impiadosamente, también se sabía que jamás dañarían a los que optasen unírseles pues lo más valioso para el imperio; eran los profesionales y artesanos.

La gente que escuchaba y leía las noticias sobre la guerra aguardaban este día puesto que ya habían escogido su bando desde el minuto cero en que oyeron sobre el despliegue contra Moskau.

Por ello, mientras era arrastrado por un caballo por las calles empedradas y con barro, Kirk fue abucheado, insultado, apedreado, escupido y hasta maldecido por todos los rebeldes que fueron esclavizados

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Por ello, mientras era arrastrado por un caballo por las calles empedradas y con barro, Kirk fue abucheado, insultado, apedreado, escupido y hasta maldecido por todos los rebeldes que fueron esclavizados.

Dulce DomingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora