Sunday Pontiac despertó una noche y terminó por entender su situación.
-Voy a hacer lo que se me canta-
Y con eso dicho comenzó un plan de salvataje y venganza.
-Milady recapacite, si hace eso será tratada de loca-
-Tienen razón, así que mejor...t...
Sunday llegó a la ciudad de Lorel hacía una semana y se hospedó en el único hotel de la ciudad.
El desayuno era un simple chocolate caliente con muffins. Debía desayunar algo no tan pesado para continuar, pues hoy obtendría a sus mejores socios para embaucar al público y si aceptaban el trato, seguramente comería más.
-Lady Sunday, estos son todos los informes sobre ellos. También busqué al señor Jones en la lista de docentes. Al parecer solo es un suplente y no tiene futuro como titular-
-Bien hecho Xander, eres de mucha utilidad. Luego del desayuno vayamos a buscarlos-
Sunday bebía de su taza mirando hacia afuera mientras hablaba con su nuevo informante Xander. La nieve cubrió toda la ciudad e impedía el paso en coche sin tener las cadenas puestas en las ruedas.
La ciudad de Lorel era una de las más pobres de la región portuaria y era conocida por ser un nido de ladrones y asesinos a sueldo. Nadie quería vivir allí ya que la pobreza y la enfermedad pululaban a cada paso, pero Sunday tenía una idea diferente sobre eso.
Hoy estaría plantando la semilla del caos y la rebelión en esta ciudad para que cuando diera frutos, ella se coronara como dueña y señora del lugar.
La gente veía pasar a una niña con la piel blanca como la nieve, que parecía una muñeca con la capa,vestido y botas rojas. Era escoltada por cinco personas y todas parecían más peligrosas que los mismos ladrones que allí vivían.
Llegó a una casa que estaba cayéndose a pedazos en la zona más pobre y decadente. Tocó a la puerta y un hombre anciano arruinado de ojos rojos, canoso y barbudo la recibió. Sin siquiera pedir permiso todos ingresaron al interior y cerraron las puertas y ventanas. El hombre no pudo reaccionar y solo miraba atónito la situación.
-Buenos días y perdón por interrumpirte. Verás, estoy con el tiempo en contra y necesito llegar a un acuerdo hoy mismo. Me presento, soy Sunday Pontiac- todos tomaron asiento y miraban atentos al anciano.
-Soy...soy Hugh Grima, un gusto lady Pontiac, pero en que puedo ayudarle-
-Iré al grano, necesito parientes y que mejor que los ex empleados de la familia Isnter. Sé que lo traicionaron, le robaron y que su nieto y nuera salieron perjudicados en el proceso. Su hijo perdió la pierna y ahora le es imposible conseguir trabajo-
El hombre estaba pálido ante el comentario de tono abusivo. Sunday chasqueó los dedos y uno de sus hombres acercó una carpeta con documentos y una valija con dinero al anciano. Lo revisó y leyó detenidamente para terminar mirando a Sunday con temor.
-Eres una niña cierto? De dónde sacó esto?-
-Se lo gané al bastardo del duque Donovan y como sé que le perteneció en un comienzo, se lo devuelvo. Pero...no va ser gratis-
-Me lo imaginé. Cuánto me va salir?-
-Cómo dije, necesito parientes, significa que quiero comprar su tiempo para tal propósito. El último folio es mi oferta-
-Por qué ir tan lejos? Ni siquiera nos conocemos para que quiera ayudarnos. Su oferta es demasiado buena para ser verdad.-
-Eso es porque tenemos el mismo objetivo. La reina Alesoa Inster de Rubins y su familia son responsables de su desgracia, la mía y la de varios de mis hombres. Merecen ser torturados hasta la muerte, que opina?-
-Jajaja, quién eres y de dónde saliste? Eso que dices es impo...- la duda quedó a medias.
-Es posible y puede concretarse en quizás 10 años o un poco más pero de que verá la cabeza de esa perra bajo la guillotina, la verá-
-Sólo buscas alquiler de parientes. Para eso hay muchos afuera.-
La conversación se volvió impulsiva y casi ridícula.
-Pero no cómo usted y su familia. Verá, estoy en un predicamento, soy pequeña y cargo demasiada fortuna sobre mí. Llegué a Lorel diciendo que venía a ver a mi familia para las vacaciones, así nadie me impediría el paso y que cree, ya los encontré-
-Eso, debo discutirlo con mi familia primero. No van a creer que una..digamos niña llegó y empezó a hablar con un lenguaje tan abusivo y prepotente para ofrecer ayuda a cambio de que seamos una familia falsa.-
Sunday volvió a chasquear los dedos y una mujer adolescente se paró a un costado.
-Zara, la mujer y su hijo, ve a buscarlos y cúralos -
-Qué cree que hace? Mi nuera está en cama al igual que mi nieto!-
Los hombres detuvieron a Hugh y lo sentaron a la fuerza.
-Diré esto una vez y espero le entre en su cabeza. Yo soy una persona con la que no querrá enfrentarse jamás. La gente que me acompaña está en la misma posición, por ejemplo Zara. Ella es una gran bruja y curandera, una de las últimas en su clase-
Sunday sonreía mostrando los dientes esperando a que Zara terminara su tarea. Zara apartó las cortinas viejas y vió a una mujer rubia casi desnutrida postrada en la cama al igual que el niño peliblanco acostado a su lado.
Los examinó y procedió a abrir su bolso, buscando determinadas botellas y raíces. Usando el pequeño mortero aplastó las hierbas y las mezcló con el líquido de las botellas. Se las dió de beber y esperó a que la marca en sus cuellos desapareciera.
Después de varios minutos salió para dar su diagnóstico.
-La maldición se ha disipado. Ahora podrán sobrevivir, deberán hacer una dieta estricta para recuperar su salud. Calculo que les llevará medio año.-
-Lo ve, ella es especial. Sólo faltan su mujer y su hijo para que sellemos el trato así podremos volver a casa-
Hugh no podía creer lo que escuchó. Se levantó corriendo y encontró a su nuera y su nieto respirando normalmente sin dificultad. No pudo evitar llorar y tirarse al suelo de rodillas.
La niña sentada era cualquier cosa menos un enemigo para él. Decidió esperar a su mujer y su hijo para irse de ese tugurio.
Paul estaba siendo asistido por Zara para tratar su dolor de pierna y su madre lloraba en brazos de su padre. La noticia que su mujer e hijo habían sido sanados lo conmocionó. Su respuesta a Sunday fue la misma que la de los demás; cooperar para obtener venganza.
Sunday usaría a los Grima para arrastrar a sus enemigos al peor de los infiernos.
Se instalaron en la nueva mansión que compraron a las afueras de Lorel para que su nueva madre Diana y hermano Freyr pudieran recuperarse. Para la gran mayoría, la familia Pontiac acababa de mudarse a la ciudad y buscaban hacer negocios.
Empezaron a hacerse notar comprando los viejos astilleros y los depósitos abandonados. Los pocos empresarios que allí subsitian pensaban que los recién llegados no tenían idea de como manejar sus finanzas y preferirían gastar como tontos. No sabían que las compras sin sentido eran una jugada maestra por parte de Sunday realizadas a nombre de su nuevo abuelo y padre, Ruffus y Cedric Pontiac.
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