Diecinueve

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Me estaba volviendo una lanzada, si, así era.

—Hola muñeca.—me susurró una voz cuando iba llegando a casa.

—¿Qué?, ah, eres tú.—era Picante.

—¿Puedo abrazarte?—se veía triste.

—No.

—Vamos muñeca.

—¿Para qué?.

—Solo hazlo—pero sin preguntarme más, me abrazó él.—¿podría tener una oportunidad contigo?—dijo triste.

—Picante... a mi me gusta Alexander.

Y me fui, cuando llegué a casa, tenía un mensaje de Facebook.


Alexander: Oye


¡Me hablo!


Yo: ¿sí?

Alexander: Dame tu whatsapp.

Y hablamos toda la noche, literalmente.


A: Javiera tenemos que arreglar esto...

J: ¿Esto qué?...

A: Somos amigos especiales, pero, creo que te amo...

J: Yo también te amo, ¡me gustas!

A: Auch, es que...

J: ¡¿Qué?!

A: Me gusta otra.


No podía creerlo, lloré como un bebé toda la noche, necesitaba consuelo, además estaba sola, ¿que podía hacer?, Picante estaba afuera, pero, no quería hablar con él. Llamé a Jose Ph.

En una hora, él estaba aquí.

—¿Remember when...tenia...que i say... una cosa pero me echaste?.

—Sí.

—Quería decirte eso, para que no sufrieras.


¿Te quedarías conmigo?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora