Dieciocho

50 7 0
                                    

Alexander era tan extraño, se enojaba porque nos salvamos.

—¡Espera!, ¿qué te pasa?—lo abrazo por detrás.

—Suéltame, tengo que irme.—dice esquivándome.

—¿Con quién?, ¿con Angezel?.

—Sí—mintió.

—Eres un idiota.

—¿Creías que iba a dejarla por nuestros agarrones en secreto?—rió y se fue.

La campana sonó y todos los niños salieron disparados de sus respectivas puertas, poco a poco el colegio fue quedando vacío.

Estaba esperando a Jose Ph, quien estaba en su sala, haciendo una prueba. Pero no me importó, entré y me paré a su lado.

—¿Javiera?.

Yo asentí con la cabeza y le puse cara triste, él se paro y me abrazó.

—¡Jose Ph vuelva a su asiento!.

—La amistad es first.—dijo y nos fuimos de la sala.

—Ya estás mejorando, te quiero—le dije abrazándolo.

—Me too—contestó.

Fuimos a esperar el bus a casa, cuando vi a Alexander y Angezel, besándose en uno de los asientos del paradero.

—Ahora—me dijo mi subconsciente.

Me fui hacia ellos y aparté a Angezel de su lado, ella al verme reaccionó asustada y se fue corriendo.

—¿Qué haces?.—dijo apartándome.

—Deja de engañarte, tu me prefieres a mi.—le acaricié el cuello.

—Es cierto pero...

—¿Qué estamos esperando?—le susurré al oído.

Él me dio un beso en la comisura de los labios, justo antes de subirse al bus.

¿Te quedarías conmigo?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora