Treinta y cuatro

38 8 0
                                    

***

Ya ha pasado una semana desde que Picante estaba en el hospital, no había sabido nada de él, la última vez que fui, no me dejaron ir a verlo.


Mientras estudiaba historia, sonó mi celular.

—¿Sí?

—¿Hablo con la señorita Javiera?.

—Sí, soy yo.

—Necesitamos informarle que Alexis, está mucho mejor, puede venir a verlo.

Partí rumbo al hospital, cuando llegué, me dejaron ir a verlo, cuando entré a su habitación, estaba sentado en la camilla, mirándo unos papeles, cuando me vio, solo me miró.

—Hola.—dije acercándome.

Él solo sonrió.


—¿Pasa algo?.

—Me pasó los papeles.

Entre muchas de las cosas que decía, había una frase en negro que destacaba. "tiene dos opciones, vivir conectado a un tubo con morfina, o, le inyectamos un líquido A3-0 y usted morirá"


Me quedé mirando el papel, mientras Picante me miraba con lagrimas en sus ojos.

—No sabes cuanto lo siento que tengas que vivir conectado a un tubo, es injusto.—le tomé la mano.

—¿Enserio crees que viviré atado a un tubo?—alzó las cejas.—prefiero morir.

—¡¿Estás loco?!, ¡no puedes morir!.

—No tengo razones para que vivir, no te tengo a ti, no le intereso a mis padres, y no quiero vivir conectado a un tubo que me dope cada segundo.

—Picante, ¡no!, yo, yo,—no supe que hacer, solo me dejé llevar, y de un segundo a otro, mis labios ya estaban unidos con los suyos.

—Javiera, no, esto está mal, vete.

—Pero creí que...

—¡Vete!—dijo mientras se le caía una lágrima.

No podía creerlo, Picante, me echó de allí, no sabía el por que, no me quería cerca, eso estaba seguro.




¿Te quedarías conmigo?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora