Veinticinco

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Estaba en la friendzone, así es, así era y así sería si no hacía algo.

Cuando volví a casa, mamá no me habló en todo el camino, ya le habían informado que estaba suspendida.

—¡¿Cómo puedes estar suspendida?!, eres una deshonra.

—No exageres, además, tengo que descansar.

—No lo harás, atenderás todo el día el negocio, asearás la casa, te encargaras de los perros, y de tu pequeña prima Pía.

—¡¿Todo yo sola?!.

—Sí, mientras que tu padre y yo nos vamos un día a la playa.

Quede enojada, pero ya sabía que hacer, le hablé a Alexander por Whatsapp.

J: Oye

A: ¿Qué?

J: Mañana quieres venir a mi casa, digo, tú y yo estamos suspendidos...

A: Si, claro.


Estaba todo perfecto.


_____Al otro día_____


Desperté radiante, hoy, le enseñaría a Alexander quien es la mejor, me bañé, me puse una polera verde y unos pantalones negros, me alisé el pelo y me delineé.

—Adiós Javiera, pásalo bien como dueña de casa—se despidieron mis padres al unísono, y se fueron en el auto.

Yo cerré la puerta y arreglé la casa,total, aún no llegaba Pía. A la hora después alguien tocó el timbre, de seguro era Alexander.

—¡Hola!.

—Hola muñeca—era Picante.

—¿Qué haces aquí?.

—Vine a verte, ¿no puedo?.

—Estoy ocupada, nos vemos luego.—le cerré la puerta, pero él se metió en un abrir y cerrar de ojos, antes de que la puerta se juntara.

—Bésame.

—¡¿Qué?!, ni lo sueñes.

Pero ya era demasiado tarde, él me estaba besando a la fuerza, no podía separarme de él, en eso alguien abre la puerta, abro los ojos, y veo a Alexander, mirándonos.

—Creo que estoy interrumpiendo, mejor me voy.

—¡No!, ¡ayúdame Alexander!.

—No te creo esa Javiera, sigue besándote con él, con el que te gusta—dijo cortánte y se fue.

—¡Ves lo que hiciste!, ¡te odio!, ¡vete!—empujé a Picante a patadas de mi casa.





¿Te quedarías conmigo?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora