Capítulo 58

96 36 58
                                    

 —¿Dos semanas?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 —¿Dos semanas?

Mis padres me miraron confundidos.

 —¡¿Creéis que he estado fuera dos putas semanas?!

No sabía ni qué día era hoy, pero estaba seguro de que no habían pasado solo dos semanas desde que nos secuestraron. Ante la duda, y esperando que mis padres estuvieran en lo cierto y no fuera simplemente que se habían olvidado de mí, decidí calmarme, respirar y preguntarles.

 —¿Qué día es hoy? 

 —Hoy es… em… —mi madre miró el móvil para comprobarlo— 25 de noviembre… Oh…

—Bueno, puede que hayan pasado más de dos semanas… —rectificó mi padre— ¡Se ve que hemos perdido la noción del tiempo! —terminó de decir con una sonrisa nerviosa. Yo puse los ojos en blanco.

—Lo que importa es que ya estás aquí… Carl —contestó mi madre—. Y tienes muchas cosas interesantes que contar a un montón de gente, los vecinos, la policía, los periodistas… 

Esto era el colmo.

—Sí… tienes razón mamá… tengo mucho que contar —dije sonriendo tocándole la mano.

—Sí… ¿Sabes? Antes hemos estado hablando con algunos periodistas que no nos dejaban pasar en la entrada y… Bueno, creo que siguen ahí fuera expectantes. ¿Te gustaría hablar con alguno más tarde?

—Me encantaría… De hecho, estoy impaciente. ¡Hablemos con todos ellos, ahora mismo!  

Mis padres, ilusionados por poder ser el centro de atención salieron de la habitación para preguntarle a la enfermera si podía prepararme para ir a dar un paseo y, tras aceptar, me puse en marcha. Sabiendo que no nos dejarían ni la policía ni los doctores salir a hablar con los periodistas aún, ingeniamos un plan y mientras mi padre se quedaba conmigo, mi madre hacía entrar en secreto a algunos periodistas afortunados por una puerta de emergencia no muy concurrida.

Aún así, sabía que tenía poco tiempo hasta que el ruido alertara a alguien.

—¡Carl Plagaunado! ¡Carl Plagaunado!

Varias personas gritaban mi nombre. Me sentía como una celebridad. Esto iba a gustarme incluso más que a mis padres.

Le cedí el turno de palabra con la cabeza a una señorita joven, intuyo no más de veinte años, bastante mona. Diría que se parecía un poco a Tenny… sin llegar a tal perfección, por supuesto.

—Carl Plagaunado, muchas gracias por esto. Antes de nada creo que nos gustaría saber a todos cómo se siente estando por fin en libertad. ¿Qué es lo que más echaba de menos?

Me cedió el micrófono. Sonreí como un angelito.

—Bueno… esta sensación de alegría es indescriptible. Lo que más echaba de menos es, por supuesto, a mis padres —los miré y ellos a mí, y volviendo a nuestro teatro de familia perfecta y feliz, mi madre me abrazó y mi padre puso los ojos llorosos— he… he echado tanto de menos sus sonrisas al hablar con la gente… y sus peleas al estar en privado. He echado tanto de menos que se olvidaran de mi nombre o de mi edad… Hoy mismo, por ejemplo, me han dicho que las dos semanas en las que he estado secuestrado han sido insufribles… ¡Se han olvidado hasta de cuánto tiempo han estado sin mí! —decía sonriendo sin soltar a mi madre, como si estuviera hablando de los padres perfectos que querían hacer ver que eran.

Descansad en paz (Mundo Creepypasta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora