Epílogo

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Llevo la bolsa que estaba en la construcción

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Llevo la bolsa que estaba en la construcción. Cuando la policía llegó solo se centraron en Jeff y yo me pude ir rodeando a los policías. Todo lo que pasó aquel día sigue rondando en mi mente, como cuando rebobinas y reproduces una película una y otra vez. He estado viernes, sábado y domingo caminando desde el bosque hasta llegar a Precespyata, consiguiendo un vehículo en algunos tramos. Es lunes por la madrugada y estoy en frente de la casa de Damian. Huelo a mierda, no me he duchado en… casi una semana. He comido puros lateríos que había en esta bolsa de mierda y he descansado del culo.

Agarro cuatro piedras y las tiro contra la ventana, rompiéndola por completo.

Paso con cuidado de no cortarme con los vidrios que quedan y entro, Damian vendrá en cualquier momento o la policía, que es lo mismo.

Subo las escaleras rápido y voy al cuarto de Damian, busco en los cajones y encuentro una pistola, dos municiones distintas y un cinto para llevar el arma. La tomo. Me agacho debajo de la cama y veo una escopeta y la agarro. Bajo al no tener tiempo y me detengo en la cocina, agarro un cuchillo de carnicero y salgo de ahí corriendo.

Empieza a amanecer. Bajo por las calles aún deshabitadas con la escopeta en la mano y mi pistola en el cinturón.

Debo darme prisa.

Llego a mi destino, el portero está abriendo la puerta. Camino con tranquilidad a él. Es un padre de familia muy querido por todos, es amable y respetable. Me acerco por detrás y me ve.

—¡Oh! Carl —Dice bastante sorprendido de verme aquí—, ¡buenos días, muchacho! ¿Cómo est…? —le rajo la garganta y escucho los gorgojeos que hace, justo como… Lana.

Le agarro de los brazos arrastrándolo hasta el baño, lo encierro en un cubículo y meto su cuerpo dentro del váter. Salgo y agarro la fregona y el cubo del cuarto de limpieza y trato de limpiar la sangre lo mejor posible. ¡Los profesores no deben darse cuenta de que está sucio!

Lo dejo a un lado y veo cómo varios coches llegan. Me escondo en el baño y no tardo en escuchar los pasos, van a la sala de profesores. Miro mi pequeño arsenal.

«¿Cuchillo o escopeta? No, no puedo desperdiciar munición».

Dejo de escuchar los pasos, ya están dentro. Respiro hondo, no voy a fallar.

Salgo del baño y camino tratando de hacer el menor ruido posible. Abro la puerta de la sala de profesores y los presentes voltean a verme.

—¡Carl! ¡Ciel…! —la profesora de francés se le borra la sonrisa al verme, todos me miran con atención.

—Carl, Carl… —el director traga en seco y extiende sus manos en señal de que me calmara— No sabemos por qué tienes… lo que tienes ahora, pero te pido por favor que lo bajes, q-que… q-que no las uses…

—Oh, ahora tengo la atención de todos. Supongo que debí haberlo hecho antes.

Corro hacia la profesora de francés y apuñalo su abultado vientre, ella no grita, solo me mira atónita. Sin perder tiempo, voy a por el director degollándolo.

Descansad en paz (Mundo Creepypasta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora