Capítulo 32

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—Desnúdate —me exigió Hoodie por segunda vez

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—Desnúdate —me exigió Hoodie por segunda vez. yo a regañadientes lo hice y me senté en el sofá de su casa, apretando los puños, ya que aunque hubiera aceptado este trato de mierda no significaba que me hiciera gracia tener que ser… violado por unos derechos que me fueron requisados.

Hoodie se quitó los pantalones y boxers, poniéndome su miembro en frente y lo miré con asco. Con mi mandíbula temblando comencé a meterla en mi boca.

—Vamos, ya sabes cómo hacerlo bien… —murmuró y tomó mi nuca, empujando con fuerza para que entrase mucho más de lo que podía soportar.

«Qué puto asco… En cuanto tenga la oportunidad voy a matar a este hijo de puta…»

—Venga, Carl… más rápido… —jadeaba mientras me obligaba a moverme con más velocidad. Trataba de ahogar sollozos mientras apretaba los puños con fuerza, pero las lágrimas no podía contenerlas.

—Oye… ¡Oye! —salió bruscamente de mi boca y yo escupí al suelo su semen que terminé vomitando— ¡CARL! ¿¡QUÉ MIERDA HACES!? —gritó y me tiró al suelo. Agarró su fierro y comenzó a golpearme las piernas, las rodillas y mi abdomen mientras soltaba quejidos altos.

—¡PARA, MIERDA! ¡PARA, MIERDA! —chillé y me golpeó más fuerte, vomitando aún más lo poco que había comido junto con saliva.

—¡A MÍ NO ME DICES QUE PARE, MALDITO CRÍO DE MIERDA! —me escupió en la cara— ¿¡SABES QUE NO ES NADA AGRADABLE QUERER SOLO UN POCO DE SEXO Y QUIEN TE LA ESTÁ CHUPANDO SOLO SABE LLORIQUEAR!? ¡NO QUIERO TUS ASQUEROSOS MOCOS Y LÁGRIMAS EN MÍ! —mi respiración era agitada, ¿quién sabe de lo que era capaz este cabrón? No podía ver mucho, ya que mi vista era borrosa al llanto incontrolable, se le escuchaba realmente enfadado. ¿Me matará de una vez o seguirá torturándome con uno de los fierros que tiene?

Se alejó de mí, y en lo que intentaba calmarme, solo pude escuchar un “ahora verás”. Hoodie se acercó de nuevo, y en cuanto levanté la vista me tiró una olla de agua hirviendo…

—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAH!!! —grité lo más alto que pude. Si cuando Hoodie me golpeaba forzaba mi garganta con mis gritos, esto directamente la perforó. Intenté moverme pero no podía, los fierrazos que me había dado habían hecho demasiado efecto, sobre todo en mis piernas, no podía moverlas del dolor que sentía, y los moretones en mis brazos se hacían presentes, pero ahora con las quemaduras del agua… ¿Cómo he de verme? A parte de asqueroso, mugriento, nauseabundo, débil y como la mismísima mierda… 

—Bien, ahora estarás más calmado… —dijo con tranquilidad, como si no hubiera pasado absolutamente nada. Me dio la vuelta y levantó mis caderas, entrando de una estocada y moviéndose sin parar. 

«¿Qué es mejor en estas situaciones? O peor, ¿dejar salir tu llanto o callarte? Si haces lo que él dice te golpeará menos, pero te dañarás internamente más por tener que seguir soportando el ni siquiera poder dejar salir sentimiento alguno, pero si lloras él te golpeará una y otra vez con la posibilidad de dejarte costillas rotas, la cara o freírte vivo».

Descansad en paz (Mundo Creepypasta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora