Yo era el hombre de su vida, y ella me vestía con su ternura cuando me deshabitaba o me caía.
Forzaba a besos mi cerradura y anidaba en mis silencios. Maquillaba cada ausencia con el perdón que da la urgencia de beberse mi compañía, aunque fuese un caradura.
Yo era el hombre de su vida, y ahora solamente un amigo. Que nada exijo, que sólo pido ser un quizás, un hasta pronto, pero nunca Adiós, ni despedida.
Yo era el hombre de su vida, y ahora soy un jugador eterno que ve perdida la partida, que ha perdido su amor, que ha perdido su sueño.
Yo era el hombre de su vida, y ahora solo soy recuerdos...
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el cementerio de los versos perdidos
PoetryEste libro está dedicado a todos aquellos que todavía creen que las palabras son el lenguaje de la belleza, la música el idioma del alma, y un beso el único lenguaje válido allí donde no llegan ni las palabras ni la música. A quienes juran qu...