¿Quién es el dueño de un beso: quien lo regala o los labios que lo reciben? ¿Quién es el dueño de una mirada: quien deja escapar frases y abrazos con sus ojos, o quien es acariciado por ellos?
¿A quién pertenece un sueño: a quien lo busca toda su vida, aún sin apenas llegar a tocarlo, o quien lo posee, y sin embargo lo mima, alimenta y vive de él?
Pues bien, mi amor, yo solo soy dueño de una herida: la que deja tu ausencia, la que sangra por dentro, y la que solo cura tu presencia. De todo lo demás soy esclavo: de tu mirada, tus besos, ¡y de ti, que eres mi sueño...!
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el cementerio de los versos perdidos
PoesíaEste libro está dedicado a todos aquellos que todavía creen que las palabras son el lenguaje de la belleza, la música el idioma del alma, y un beso el único lenguaje válido allí donde no llegan ni las palabras ni la música. A quienes juran qu...