Escribo..., para mantener distraída a la amargura. Esquivo..., sus dardos con palabras, mi armadura. Y callo..., porque digo más en mis silencios que engañando a las palabras con sentimientos adoptados.
Escribo, esquivo y callo, y a menudo lloro en un folio. Mis lágrimas son tinta, y no hallo mejor ataque que un poema ante tanto olvido, ante tanta pena.
Escribo..., para curar mi alma rota. Grito..., para que el silencio no me coja. Y curo..., mis heridas con un verso, mis miedos con palabras y los lloro en una hoja.
Escribo..., para mantener a distancia la locura.
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el cementerio de los versos perdidos
PoesíaEste libro está dedicado a todos aquellos que todavía creen que las palabras son el lenguaje de la belleza, la música el idioma del alma, y un beso el único lenguaje válido allí donde no llegan ni las palabras ni la música. A quienes juran qu...