De mi cuerpo haces delito, y sin motivo me condenas. Al mirarte siento pena, a las pruebas me remito.
Eres juez que ley impartes sin atenuantes ni juicio. Y con el tiempo tú compartes que la vejes esté a mi servicio.
De mi cuerpo haces delito, y sin fianza me procesas. Tu reflejo es mi cárcel y tu rechazo infinito.
Y lo que mi alma me aconseja, y mi ego pide a gritos, es que llegar a viejo es mejor sin ti, ¡Espejo!
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el cementerio de los versos perdidos
PoetryEste libro está dedicado a todos aquellos que todavía creen que las palabras son el lenguaje de la belleza, la música el idioma del alma, y un beso el único lenguaje válido allí donde no llegan ni las palabras ni la música. A quienes juran qu...