El nuevo comienzo esperaba por ellos, la intensidad de las luces se mitigó a unas tonalidades inferiores, tenían preparado lo necesario para atender a los que más lo necesitaban, Moyka y Zora traían en hombros a la que dejó marcado con su sangre los pasadizos y que gracias a su fuerza de voluntad pudo lograrlo.
Quien guarda secretos importantes para si mismo es porque no quiere que los demás sepan lo que él, esto sucede siempre con las sectas que evitan exponer sus puntos débiles para que cualquiera no pueda desmoronarla fácilmente, por fortuna las infiltraciones se daban muy a menudo dándonos el privilegio de contemplar de que estaban hechos.
Haciendo ejercicio de lo establecido en Lucas 12:3, no se preocupaban por salvaguardar alguna información peligrosa para los malvados, ni aceptaban sobornos para no divulgarlos, por el contrario todo lo hacían público, el mundo estaba tan distraído que ciertas informaciones no ven la luz no porque no hayan sido reveladas si no porque a la mayoría no le importa su existencia.
Estaban organizados por los cinco continentes, no al grado de sus enormes contrincantes pero al igual que David se enfrentaba a Goliat, le daban guerra siendo una gran piedra en el zapato que cada vez más a pasos lentos iban ganando seguidores.
Si un hombre nacido y aislado en una isla reflexiona lo bastante bien siempre llegará a la conclusión que en cualquier mundo habitado por seres conscientes siempre existirán unos cuantos capaces de controlar lo mas cercano a todo lo que ese mundo contenga.
Al compás de aplausos silenciosos, los recién llegados hacían su ingreso, reflexivos y exhaustos, viendo el mundo con la claridad de solo pocos, tan cerca que se puede usar un libro como microscopio para entender su real estructura.
— Los pequeños irán a la habitación especial donde les espera comida caliente y cálidas sábanas, las acompañarán toda la noche nuestras dos invitadas, por favor gracias por ser unos niños fuertes, ni el valor de esta casa se les compara —son conducidos a su nuevo estilo de vida
— Las señoritas por favor llévenlas a la habitación reservada para ellas, Vittorio la cargará —aquel chofer de la fiesta —si necesitan algo se los daremos de inmediato, siéntanse seguras de pedir lo que sea
— Gracias... —su expresión llenó el espacio por completo a pesar de sus dolores físicos y emocionales
— Gracias por salvarnos —ella también se animó a decir con su acento particular abrazando a todos, desafiándolos a no quebrarse por esto que cambio sus vidas para siempre, cuando vivías algo así te prometías a ti mismo que no lastimarías a alguien y valorarías a cada persona que conocieras.
— Ustedes nos salvaron a nosotros —Eliza finalmente lo comprendió y todos estaban de acuerdo porque eso se veía en sus sonrisas mezcladas con melancolía.
— Las acompañaré también —Marco se propuso ayudarlas de otro modo no estaría tranquilo
— Tio Pommet —corrió Eliza a sus brazos cuando sus miradas se encontraron, un familiar cuyas pocas veces la visitaba, de aspecto serio pero de mucha sensibilidad.
La recibe de la misma manera actuando como un segundo padre, cada vez que la visitaba cambiaba algo de ella y esta vez lo hizo por méritos propios, hubo una temporada que ya las visitas no eran recurrentes, por asuntos que ahora tenia en cuenta, en ocasiones su comportamiento lo dejaba decepcionado y sin darse cuenta empezó a valorar el tiempo que pasaban juntos, es por eso que lo abrazó demasiado fuerte pero sin lastimarlo.
— Todo pasará —le susurraba al oído ante las atentas miradas de los demás, Vittorio bajaba de prisa para traer algo que le solicitaron
— Te eche mucho de menos

ESTÁS LEYENDO
The world is mine
No FicciónLa hija de una billonaria familia desafiará a los poderes más grandes que el dinero en busca de respuestas después de un trágico suceso, en medio de la travesía por encontrar la verdad descubrirá la real forma en como funciona el mundo desatando una...