La muchedumbre descontrolaba se incrementaba a medida que transcurrían los minutos, la llamada mojigatería se había convertido en obsoleta viviendo una especie de comunismo carnal, la entusiasta mala influencia pidió un poco de vodka con muchos colores encima que alegraran su desvelada, su propia embriaguez rebasaba lo que cualquier bebida le era incapaz de producir, los cazadores no esperaron a lanzar sus anzuelos motivados por sus instintos deseos, se conformarían con solo presenciarlo si lo ameritaba, ese grado de atracción era lo que producían.
Escogió al que mejores sensaciones le provocaba su mirada, un seductor de pelo tan negro como el abismo fue el afortunado, ignorando las advertencias de su cuidadora se veía venir lo que solía hacer, su sentencia estaba dictaminada asimilándolo en una vacía mesa que al mismo tiempo rebasaba de público, intentaba disimular la incomodidad que le causaba perder el tiempo, cada quien tenia su manera de emplearlo y sentirse vivo realizándolo, para los que viven una profunda tristeza no solían verse en un lugar como ese y para los que teniéndola la sobre llevaban, no la consideraban prioridad o solo parte de simples gustos personales.
La decadencia contra la intimidad ahondaba por cada rincón, al cabo los adultos elegían en que circunstancias estar sin que sean victimas, aceptó la bebida ligera que le sirvieron a petición que tan amablemente le prepararon sin gotas alucinantes y no seria el día donde fuera la primera vez.
Intercambios de parejas que subían y bajaban de las habitaciones parar pasar un rato mas en la pista de baile y volver a subir con nuevos desconocidos, otros preferían pasársela en grupo contra una sola chica o viceversa, en la zona con más densidad estaban los bailarines que se contorneaban al ritmo de la música y de vez en cuando algunos se atrevían a hacerles roces explícitos, los animales cortejaban a su hembra en celo y solía ser ella quien escogiera al o los elegidos, en este caso el sexo era libre, arriba o en medio de todos, no importaba si lo hacías, nadie te juzgaría, de haber sabido que la fiesta seria una imitación de Sodoma y Gomorra lo hubiera pensado dos veces.
Juntó la yema de sus dedos haciéndose una especie de triangulo en la frente tratando de ocultar su enojo, la llama de la fiesta se acrecentó cuando empezó a sonar la ultima canción del momento, el tiempo parecía ralentizarse por la energía que allí se vivía, la causa del naufragio donde los que pagarían serian todos los que esa noche serian concebidos, las muertes más numerosas que lamentaba nuestro planeta no solo eran las que ocurrían por causa natural o peor aun por errores humanos, si no por decisiones aberrantes que obtienes cuando te apropias de algo que no te pertenece, somos como las victimas que le arrebatan lo más preciado viviendo en este útero llamado mundo.
Los cazadores llegaron seduciéndola, fueron rechazados gracias al respaldo de un anónimo sujeto, en su afán de persistir se volvían a acercar solo para pedir bebidas que enseguida eran servidas de todos los tamaños y colores, una de las encargadas de servir le preguntó.
— ¿No pedirás algo de verdad?
— Lo siento, no bebo alcohol
— ¿Entonces que te gustaría tomar? tenemos de todo
— Otro té con mandarinas no me vendría mal
Sale un té para la señorita dice en voz alta dejándola expuesta
Eliza sigue disfrutando su momento de rebeldía ocultando lo que estaba sembrado, un alto hombre la corteja con movimientos sensuales que recibe alagada, al instante se le suma otro quedando ella al medio en una especie de sándwich siendo ella el hot dog que las rebanadas quisieran comprimir, su amiga no lo puede creer, donde quedaba la integridad del cuerpo humano que era ofrecido a cualquiera como si de un objeto se tratara, ver eso te recordaba a un templo que era profanado hasta los cimientos, se normalizaban actitudes de ese calibre desde que uno era niño, mediante la televisión subida de tono y redes sociales que enseñaban a contornear el cuerpo cual escaparate, las pieles de carne seductoras podían seguir reproducidas por pixeles y teníamos que informar que eso estaba mal, como mucho de lo que estaba siendo normalizado, las personas podían vestir como fuera mientras mantenían cubiertas sus partes intimas lo suficiente, tenían el derecho de hacerlo y nosotros el derecho a no verlo, el potencial de echar a patadas a un intruso desnudo que entraba a nuestra habitación y la elección de consumir lo que somos por dentro.

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The world is mine
Non-FictionLa hija de una billonaria familia desafiará a los poderes más grandes que el dinero en busca de respuestas después de un trágico suceso, en medio de la travesía por encontrar la verdad descubrirá la real forma en como funciona el mundo desatando una...