Parte 24

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Rodeados de confortables objetos que te alentaban a permanecer en la dejadez de solo preocuparte por disfrutar de sus beneficios, añoranzas y alegrías, pasaron a un segundo plano.

Después de haber dormido juntos en la misma cama, las intenciones de que usaran las que les fueron instaladas a un lado se quedaron sin cuerpos que reposen sobre ellas.

Las horas transcurrían y nadie nada indicios de querer levantarse, excepto Emelo que se duchaba con frescura en el baño de la habitación.

Cromarty se había hecho pasar hasta ese momento como el mayordomo principal de la familia, gozaba de un patrimonio que le podía permitir no pensar en el trabajo para toda su descendencia hasta el fin de los tiempos, desde que Eliza era muy pequeña estuvo a sus cuidados muy a pesar de vivir una vida descontrolada, conforme se hacia grande fue sepultando gran parte de lo aprendido por culpa de las malas influencias, mismas que fueron maquinadas para cumplir con ese fin que te atacaba sin discriminaciones económicas.

Su esperanza no fue perdida ni por un instante, la muerte de su padre fue el detonante para concretar lo que tenia planeado, ocultándole un secreto personal que descubrió al verse involucrada en aquel especie de bautizo.

El fuerte alarido del perro despertó a los demás cuando se encontró con la mascota de Eliza

Estiraron los brazos y los chicos que dormitaban plácidamente en señal de cortesía evitaban ser los que se despertaran primero, ellas abrieron los ojos alegres recordando lo bueno que habían logrado y que pronto vendrían cosas mejores, tomaron la mano de Marco y la posicionaron encima de la espalda de Sarkei, hacerlo les provocó un poco de risas para luego instalarse en el baño esperando a que el madrugador saliera primero.

— Veo que si te sirvió

— Se supone que seria yo quien los despertara —sonríe

— Masni se adelantó

— ¿Dormiste bien?

— Claro que si, aunque alguien de nosotros ronca

— Y se apropia de las sábanas —menciona Eliza

— Creo saber quien es, bueno ya ha pasado por mucho

— Me alegro de que sigamos juntos

— Y por lo que nos espera... despierta a esos dos que luego los veremos abajo —ingresan al baño

Toma una de las almohadas y con ella intenta despertarlos, antes de que pueda hacerlo por instinto se elevaron haciendo que terminé estrellado contra ellos alegremente.

— Tenemos que ver como amanecieron las demás

— Seguro están bien, ya díganme quien de ustedes no me dejó dormir

— ¿De que hablas? Nunca ronco

— Bueno a mí me han dicho que siempre amanecían bien

— Fuertes declaraciones

— Debió de ser el perro —lo acarició, este aun se mostraba un poco triste pero no le negaba el afecto a nadie

— Se acostumbrará bien con Vaarin, si tuviera su suerte seria el perro más feliz del mundo

— Te va a escuchar habla más bajo —dijo Emelo

— Bueno amigo tienes que esforzarte, la conozco y sé que esta afectada por lo que te vio hacer

— Trataré de remediarlo

— Vamos, acompáñenme —fueron a ver como se encontraba el resto junto al perro que empezaba a juguetear con su quizás próxima esposa

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