Han pasado algunos años desde que Álex se marchó a París para cumplir su sueño de toda la vida: iniciarse en la música de forma profesional. Se ha visto obligada a pasar página y olvidar a Nico. El hijo de Hades ha intentado los mismo. Necesitaba ol...
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Percy
Bajé junto a Annie tras recibir nuestros títulos de la Universidad de Nueva Roma. Jason fue el primero en acudir a nosotros y nos recibió con los brazos abiertos.
—¡Por fin! ¡Podemos quemar vuestros apuntes!
—Oh, Jason, mira que eres bruto —dijo Piper—. Estoy muy orgullosa de vosotros.
—Gracias, Pips —sonrió Annabeth, y la abrazó.
—¡Percy! —oí la voz de Tyson. Mi hermano cíclope me abrazó de repente. No sabía si iba a poder venir. Me alegré mucho al verlo.
—¡Tyson! —exclamé—. ¡Ha pasado una eternidad! ¿Cómo estás?
—Muy bien, hermano. Voy a pasar un tiempo trabajando al lado de papá y organizando las tropas de exportación. ¡A lo mejor voy con ellas!
—¡Eso es fantástico!
—¡Y él ha venido a verte!
—¿Qué? —exclamé.
¿Poseidón había venido? ¿De verdad?
—Los dioses querían felicitar a los héroes del Olimpo.
—¿Los dioses? —inquirió Annie.
Entonces, los Tres Grandes llegaron a nuestro lado, acompañados de Hazel y Frank.
—¡Papá!
No pude resistirme y lo abracé. No veía a mi padre desde hacía muchos meses. No podía creer que hubiera podido venir. Atenea también abrazó a Annabeth y todos los dioses nos dieron la enhorabuena.
—Hijo, te felicito, estoy muy orgulloso de ti —me dijo.
—Gracias, papá —contesté.
—Percy —Álex llegó caminando hacia mí poco a poco, pues aún le duraban las heridas—. ¡Papá!
Poseidón abrazó a Álex con fuerza. Hacía años, hasta donde yo sabía, que no se veían. Álex comenzaba a sollozar de la alegría.
—Oh, mi bella sirena, cuánto te he echado en falta.
—Papá, no sabes cuántas veces he querido venir a verte...
—Tu trabajo es muy lioso y comprendo que tengas prioridades; yo también las tengo. Pero eso no importa. Vámonos a celebrar.
—¿A dónde? —preguntó Annabeth.
—Nos vamos a —Apolo hizo sonido de tambores— ¡las Islas Ilaria!
—¿Las qué? —preguntó Jeremy.
—Digamos que es un campamento para dioses, con reservas de néctar y fruta fresca para una eternidad, un paraíso con vistas a aguas tropicales y una casa entera para cada uno —explicó Hestia.
