22. Mi proposición en el puente Rialto

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Nico

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Nico

—¿Tienes todo? —Jason me miró significativamente.

—Todo —contesté.

—Pásatelo bien, hermano —sonrió Hazel—. Disfruta.

—Gracias, enana —respondí igual.

Salí con mi maleta y recogí a Mary en la cabaña 3. Al abrir, Percy me miró como si estuviera celoso, pero me dejó pasar igual. Mary estaba guardando las últimas cosas en su bolso. Terminó y se dirigió a mí con una clara y enorme sonrisa.

—¿Vamos?

—Estoy listo —dije.

Ella me abrazó sin soltar sus cosas para dirigirnos a Venecia en viaje sombra. Iba a ser muy cansado, pero también sería lo más rápido.

—Mucho cuidado —Percy nos miró—. Ni una gota de alcohol y descansa lo suficientemente bien —se dirigía a su hermana—. Por favor.

—Te lo prometo, hermanito. Miraré a ambos lados antes de cruzar, no vaya a ser que una góndola me atropelle.

Percy sonrió. Annabeth abrazó a su cuñada una última vez antes de irnos.

Hice el viaje sombra. Estas nos envolvieron como un espeso humo negro, cegándonos y mareándonos como siempre. Mary se aferró a mí con los ojos cerrados.

Empecé a ver mi entorno claramente. Estábamos justo donde quería. Dejé a Mary en el sofá mientras yo conectaba la electricidad de la casa. Las luces se encendieron parpadeando un poco. Seguía igual que cuando era niño.

—¿Alquilaste una casa? —Mary me miró confusa.

—No. De hecho, es mía —sonreí orgulloso.

Ella miró a su alrededor sorprendida.

—¡¿Compraste una casa?! —enloqueció.

—No, mía mor, no. Esta es la casa donde me crié con Bianca. Está era la casa de mi madre.

—Vaya...

—Ven, te la enseño —la agarré de las manos y la levanté. La guié por la cocina, la sala, el baño de abajo, las 3 modestas habitaciones y el otro baño.

—¡Tiene balcón! —sonrió ella. Se acercó a admirar las vistas. Veía un gran canal de Venecia el cuál cruzaban varias góndolas. Patios llenos de gente en los bares y casas parecidas o iguales a la nuestra—. ¡Nico, me encanta!

—¿En serio? Pensé que, tal vez, preferirías un hotel.

—Para nada... Esto es realmente hermoso. Está todo lleno de gente alegre y... ¡Y agua!¡Y flores! Es perfecto.

Dio un salto y me abrazó afectuosamente.

—Te quiero —susurró.

—Yo más, mi amor.

El eco de las sombras || Nico di Angelo (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora