10. Infeliz cumpleaños, Sirenita

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Álex

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Álex

Al fin podía caminar. Lo que significaba que Nico no me consentía tanto como cuando estaba toda coja. Pero eso no quitaba que seguíamos compartiendo cama.

Aquel día salí temprano a correr. No me permití el lujo de despertar a Nico. También me gustaba pasar un poco de tiempo a solas para pensar. Era agradable, mucho.

Además, aquel era un día especial. Era un buen día, maravilloso, de hecho. Uno de mis días favoritos del año.

Mi cumpleaños.

Sí, aquel 15 de junio cumplía 19 años. Realmente no comprendía a esa gente que decía que no le gustaba su cumpleaños. A mí me encantaba. Lo podía celebrar con todos mis amigos y pasar la mejor noche de mi vida. En Hawaii, salíamos a cenar y luego surfeábamos a la luz de la luna. Hacíamos barquitos y los echábamos al mar.

Era, realmente, el primer cumpleaños que pasaba con Percy, porque, aunque cuando cumplí 16 estaba en el Campamento, no dije que era mi cumpleaños. Pedí a mis amigos que no lo hicieran, pues no estaba de humor.

Pero esta vez sí. Esta vez va a ser el mejor cumpleaños de la historia.

Volví a tiempo para el desayuno y todos estaban en la mesa. Me senté entre Jason y Leo, dispuesta a atiborrarme de tortitas.

—¡Ey, te vas a atragantar! —me espetó Piper—. Mira que eres bruta.

—Simplemente, estoy feliz. Muy feliz, de hecho —admití.

—¿Por qué? Ni que fuera tu cumpleaños.

—Es que es mi cumpleaños —solté.

Todos se quedaron callados con cara de: «mierda, se nos olvidó a todos a la vez».

—No se le olvidó a nadie, simplemente no lo dije cuando os conocí.

—¿Y cuántos cumples? —inquirió Leo.

—Cumplo 19 —sonreí orgullosa.

—Vamos a organizar un gran día —afirmó Hazel, sonriente.

—¿Qué gran día? —Nico llegó, con el cabello mojado por la ducha matutina y una sonrisa curiosa—. ¿Qué pasó que no me enteré?

—Es el cumple de Álex —habló Frank.

Él se puso rojo y con los ojos pasmados.

—No te preocupes, Di Angelo. No lo dije y ninguno lo sabíais.

Él se me quedó mirando sin estar muy convencido.

—¿No quieres regalos o...? —comenzó Piper.

—Me basta con pasar un buen día con mis amigos y ya —sonreí—. Mi primer día tranquilo en varios años. Nada de trabajo ni la necesidad de arreglar asuntos. Sólo mi familia y mis amigos.

El eco de las sombras || Nico di Angelo (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora