23. Piper y Nico ganan una apuesta

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Jason

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Jason

—¡Hoy es un gran día! —exclamó Percy con alegría—. Hoy es un d maravilloso. Uno de los mejores, si me preguntan.

—Pareces el más animado de aquí —dijo Nico.

—¡No comprendo cómo estás tan tranquilo! —le recriminó—. ¡Vas a descubrir si tendrás un hijo o una hija!

—¡Ya, ya lo sé, pesado! —exclamó.

—Bueno, ya basta, ya basta —calmó Frank—. Tampoco es cuestión de montar un espectáculo.

—¿A qué hora es la cita, Di Angelo? —miré a mi amigo.

—A las 5.

—¡Faltan 2 horas! —Percy comenzó a saltar de la emoción agitando a Nico por los hombros hasta marearlo más que un viaje sombra—. ¡No lo puedo creer!¡Aahh!

—¿Pero qué diablos pasa? —exclamó Hazel.

—¿A qué viene tanto grito? —inquirió Álex, con una mano en su enorme vientre.

—Percy se...

—¡Voy a ser tío! —empezó a saltar alrededor de su hermana—. ¡AAAAHHHHH!

—¡Ok!¡Ya lo sé! —exclamó ella, y le puso las manos sobre los hombros para calmarlo—. Percy, te voy a dejar venir con nosotros y entrar, pero...

—¡AHHAHAHAHAHHA! —siguió saltando como un loco.

—¡Ya no vienes! —rugió Nico, exasperado.

Percy se paralizó y puso cara de afectado. Abrazó a Álex cómo si fuera a echarse a llorar.

—Ya, tranquilo, ya —le dio palmaditas en la espalda—. Voy a ducharme y luego nos vamos, ¿vale?

Percy la soltó y ella se fue tranquilamente.

Entonces, de nuevo, ruido.

—¡Hagan sus apuestas! —anunciaban los Stoll, que se acercaban a nosotros—. ¡Hagan sus apuestas!

—¿Qué carajos os habéis inventado ahora? —Piper se llevó las manos a la cabeza.

—Apostamos el sexo... —dijo uno.

—... del futuro bebé —completó el otro.

—No se aceptan cambios.

—Ni devoluciones.

—¡Yo quiero! —exclamé seguro de mí—. Apuesto 30 dracmas a que es un niño —puse el dinero.

—Pues yo apuesto 50 a que es niña —sonrió Piper, contando el dinero.

—Déjame ver lo que tengo —sonrió Percy.

—¿En serio? —exclamó Annabeth, indignada por la inocencia de su marido.

El eco de las sombras || Nico di Angelo (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora