12. Funeral de una época de mierda

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Nico

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Nico

Era momento de ir al funeral de la madre de Mary. Nunca había ido a un funeral hawaiano, pero mi padre me informó que solo debía mantener el equilibrio, lo que me sacó de honda.

En los funerales hawaianos, los amigos y familiares se reunían en un lugar sagrado dentro del mar y tiraban sus cenizas ahí tras recitar unos ritos en hawaiano. Debimos ir en unas tablas de surf y con un collar de flores tradicional.

No sabía si había que ir de negro, pero igual toda mi ropa era negra, por lo que agarré mi bañador y una tabla que Jeremy me había proporcionado.

Esperaba a Mary fuera de la casa. Se supone que ella iría sola, pero no me gustaba dejarla sola así.

—Nico —dijo, sorprendida—. Pensé que irías para allá con tu padre.

—Prefería quedarme contigo —intenté darle ánimos—. Vamos allá, Sirenita —le ofrecí mi mano.

Ella la aceptó y me dio un apretón.

Fuimos hacia la localización en un silencio que no era para nada incómodo. Ella agarraba mi mano y yo pretendía darle seguridad.

Montamos en las tablas como todos los demás. Formamos un círculo en el centro del mar con un sacerdote en el medio, quién anunciaba los ritos y protegía las cenizas. Hablaba en hawaiano, así que no sé lo que decía en realidad.

Miraba a Mary. No despegaba los ojos de ella, en realidad. Sus mejillas estaba a rebosar de lágrimas y sus ojos estaban rojos e irritados. En aquel momento solo podía apretarle la mano en señal de que estaba ahí.

Ahora ella debía de hablar.

—Sé que aún es pronto para acompañarte —dijo—, pero me consuela saber que estás en un lugar mejor. Por fin estás en paz, mamá. Sé que no he sido la mejor hija, y lo siento. No era una tarea fácil el criarme. Y te admiro porque aun así nunca te fuiste. Tal vez suspiraste de alivio cuando me marché por un tiempo, pero nunca me dijiste nada malo ni cruel.

Jadeó y las lágrimas resbalaron hasta su barbilla.

—Mi vida ha sido maravillosa gracias a ti mamá... Te quiero...

♪༄♪

Percy

Suspiré. Esto no era lo que tenía planeado.

Quería que mi hermana pasara unos meses con nosotros y que asistiera a nuestra boda. Que habláramos cómo lo hacíamos antes y que pudiera pasar tiempo de calidad conmigo. Y me dolía estar en aquel funeral, saber que los amigos que hizo en Francia no la valoraron lo que se merecía.

Me senté en el porche junto a mi hermanita y le tendí un vaso con granizada.

—Harper dice que tu favorita es la de Cola —sonreí.

El eco de las sombras || Nico di Angelo (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora