Atando cabos 1/2

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—N... —Shion se levantó de la mesa de improvisto, sin embargo, no fue capaz de acabar de pronunciar aquel nombre, porque vio claramente cómo el rubio le hacía un gesto de silencio, que no lo delatara, entonces Shion lo entendió todo y trató de zafarse—. Eh... yo... debo ir al baño, regreso enseguida —avisó, tomando su bolso y saliendo rápidamente del lugar.

—¿Qué fue lo que sucedió? —se preguntó Gaara con el ceño fruncido, pues se suponía que esta era una reunión seria, incluso hizo un esfuerzo por llegar temprano, ya que más tarde tenía otros compromisos.

—Seguro algo le cayó mal —respondió Shikamaru, que como siempre, estaba de mal pensado—. Qué problemático —susurró lo último.

—Eh, perdón por la demora, pero... olvidé algo en mi auto, ya vuelvo —dijo el nervioso rubio, bajo la atenta mirada de la vicepresidenta de la empresa, que a pesar de que disimulaba muy bien lo que sentía, aún le dolía verlo, le dolía demasiado.

Naruto hizo como si saliera del restaurante, pero en realidad se dirigió a la zona de los baños, en donde encontró a Shion esperándole, estaba de pie junto a la puerta y se veía enojada.

—¿Puedes explicarme que es todo esto, Naruto? —cuestionó en un tono de regaño, más bien parecía perfectamente informada de toda la situación del chico y en realidad así era, Shion sabía todo acerca de Naruto.

—Shion, por favor no vayas a arruinarlo, necesito que hagas como si no me conocieras, por favor —rogó el chico, por primera vez parecía sumiso, dependiendo de alguien más, pero sabía que debía ser de ese modo, pues Shion jamás estuvo de acuerdo con ese tema de vengar a su padre, ella era una persona que usaba otros métodos.

—No puedo creer que de verdad lo hayas hecho, Naruto. ¿Qué va a decir mi tía Kushina si se entera de esto?

—Mi madre ya lo sabe todo, no ha podido detenerme —Naruto volvió a mirar a la joven rubia, quien tenía el ceño fruncido—. Por favor, no me delates, prima, déjame hacer esto, lo necesito.

Ella sólo le miró en silencio por varios segundos, hasta que finalmente, no fue capaz de soportar la mirada de súplica de su primo Naruto Namikaze, así que terminó por suspirar y asentir con la cabeza.

—Sólo no arruines mi negocio, ¿me oyes? Yo haré como si no te conociera, eso es todo, querido primo que supuestamente falleció hace años —dijo con burla, sabía que ese no era un tema para andar hablando a la ligera, pero de verdad quería molestar a Naruto, lo cual consiguió sin mucha dificultad, pues debido a su presencia, el rubio estaba muy sensible.

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Miró la hora, eran pasadas las diez de la noche y ella estaba frente al cruce del tránsito. Las cosas no habían estado bien, tal y como lo esperaba, pues a pesar del tiempo en que su madre llevaba en esa clínica, no parecía mejorar en lo más mínimo, cada vez que la visitaba estaba peor, cada día estaba más trastornada.

—Cielos, no sé qué gano con gastar tanto dinero en esa clínica psiquiátrica, mamá siempre está igual cuando la visito —susurró Tenten. Hacía bastante frío aquella noche, era seguramente perfecta para acompañar la soledad que la aquejaba, siempre, desde que era pequeña.

Cuando la luz del semáforo cambió, cruzó la calle, cerrándose un poco el abrigo, acababan de entrar en otoño y el clima había cambiado drásticamente.

La castaña dirigió sus pasos hacia un pequeño y solitario parque, que durante el día solía estar lleno de niños que se pasaban ahí sus tardes, tal y como ella lo hacía cuando era una niña, realmente se divertía en gran medida en ese lugar y extrañaba esos hermosos días, que ahora no eran más que recuerdos borrosos.

El Error de AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora