Una historia de dioses y demonios contra la humanidad

El humano contra la horda +18 (IV)

Los patriarcas se sorprendieron cuándo el chico cargó contra la horda de bestias demonio. Es cierto que murieron más durante su ataque pero todavía quedaban más de 300 millones. Pero la cosa fue distinta con las 7 figuras misteriosas. No saben quiénes son pero es seguro asumir que están bajo el mando de Yo Me.

Sea como sea esto le permite a Ciudad Gloria redujera en gran número sus bajas. ¡Esta contribución es innegable!

Ye Zong miraba hacia la interminable horda de bestias demoníacas. Ciudad Gloria siempre ha tenido que vivir bajo la amenaza de una crisis inminente, teniendo que enfrentar en cualquier momento los ataques de la horda de bestias demoníacas. ¿Quién sabe qué día la Ciudad Gloria será destruida? Si Yo Me es tan poderoso como para proteger Ciudad Gloria por su propia cuenta, es posible que se tenga que casar con Yun'er. El pensamiento de los ancianos de su familia tratando de atraer al chico a su familia le genera más dolor de cabeza que alivio, reza porque si se llega a hacer la propuesta ojalá él se niegue, lo último que quiere es tener al chico molestando día y noche en su casa.

Desafortunadamente para Ye Zong con lo presenciado por Yo Me a los expertos, entre ellos figuras importantes de la familia viento nevado, piensan que el que Ye Ziyun se case con Yo Me y se convierta en el Señor de la Ciudad es la mejor opción. Un escalofrío recorre la espalda del lord de la ciudad.

Mientras tanto en el campo de batalla. Ye Han luchaba incansablemente junto a Huyan Lanruo y Chen Linjian a sus costados, ambos estaban fusionados con sus espíritus demonio. Él había decidido no integrarse aún, el desgaste de tener al Rey del Taj Majal en su cuerpo es demasiado grande.

Ye Han apretó su puño derecho, sus afiladas uñas se clavaron en sus enemigos. El dolor era inimaginable para las bestias que se cruzaban en su camino. Cada ataque suyo mataba a docenas sino es que cientos de bestias en segundos. Huyan Lanruo con su Ninfa Espiritual podía encantar a las bestias menores del rango leyenda bajo su mando haciéndose de un pequeño ejército de cientos de miles que luchaban por ella. Chen Linjian junto a su Hombre Lobo usaba su extraordinaria fuerza para lanzar potentes tajos que rebanan a miles de bestias.

Xiao Ning'er no necesitó ninguna instrucción. Su cuerpo se movía en una hermosa danza cercenando y decapitando a sus oponentes. Sus dagas eran tan afiladas que ninguna bestia era rival para ella. Junto a su Reina del Viento Primario había creado una inmensa ventisca eléctrica que azotaba al campo de batalla asesinando sin piedad. Solo bestias afines a su elemento podían sobrevivir y a duras penas.

- Voluntad de la Reina.

Cadenas de relámpagos caen a sus alrededor formando una enorme estática. La electricidad era tan intensa que es fácilmente percibida por la horda que podían hacer poco o nada para defenderse. Es un oponente infinitamente superior.

Hongyue volaba por los aires luchando contra dos pecados capitales, Gula y Lujuria. Sus golpes retumban los cielos distorsionando la realidad a sus alrededores. Enormes y deformes llamas infernales pintan el campo de batalla seguido de una luz cegadora celestial. Ella estaba integrada con su Arcángel Supremo y movilizando su técnica del dios bíblico hebreo crea un enorme pentagrama que cubre el cielo circundante. Un fulgor dorado resplandece por sobre todos.

- Coro de los Ángeles ven a mí... ¡¡¡JUICIO DIVINO!!!

Enormes trompetas se abren paso por las nubes rompiendo a través de las llamas infernales. Luego enormes espadas sagradas se manifiestan con el sonido de un canto angelical. Y con el son de las trompetas las espadas caen sobre las aberraciones emperador pecado de la gula y pecado de la lujuria. Ambas quedan gravemente heridas mientras Hongyue sigue su asedio contra ellas en el aire.

En ese momento, en la parte superior de los muros de la ciudad.

Lu Piao fue incapaz de contener su emoción. Todo el trabajo pesado se estaba llevando a cabo por Yo Me y compañía. Lu Piao que estaba en el muro de la ciudad, se rio mientras el viento soplaba.