Capítulo 18. Enemigos lejanos

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CONAN

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CONAN

Tomo mi arco una vez más, a punto concentrándome en la manzana que tengo delante, suspiro lentamente cerrando un ojo y ahí en medio suelto la flecha que viaja a una velocidad inhumana llegando a partir la manzana en dos, doy brincos de la felicidad y corro para levantar las mitades de todas las demás manzanas que he partido. Me detengo un momento sintiendo la brisa del aire envuelto en toda la naturaleza del bosque, se siente fresco y cálido.

—¿Dónde habrá quedado? —Susurro viendo a todas partes buscando mi flecha

Camino un poco más viendo muy bien el pasto y todas las flores, los árboles y sus ramas, pero mi flecha no está por ningún lado.

—Hola —Una voz femenina viene de arriba de un árbol, me asusto tanto que termino en el suelo—. Esto casi me da en un ojo.

Amelia está sujetando mi flecha a pocos centímetros de su ojo, la baja con cuidado poniéndola en sus piernas, me sonríe de lado mientras yo me levanto sacudiéndome.

—Lo siento tanto, no pensé que... acabara aquí —Le digo rascándome la nariz apenado—. ¿Qué haces aquí?

—¿No quieres subir? —Ignora lo que he dicho señalándome un espacio a su lado

Subo como puedo el gran árbol por sus ramas enormes y gruesas hasta sentarme junto a la princesa, además de mi flecha ella lleva un gran libro color rojo, parece de más de mil hojas, se ve muy pesado.

—Vine para leer un poco. Siento que en unos días pasaran cosas... que pondrán todo de cabeza, por eso vine a despegarme, ¿igual lo sientes verdad Conan? —Amelia va con su cabello trenzado y por alguna razón no lleva zapatos

—Creo que todos los reinos lo pueden sentir —Me recargo en el tronco viendo como Amelia cierra los ojos

—Ya que nos encontramos por casualidad —Abre sus ojos y empieza a enredar su cabello en sus dedos, algo nerviosa—. Quiero pedirte unas disculpas desde lo mas...

—Amelia no es necesario...

Si lo es —Ella se toca su corazón—. Así que permíteme decírtelo y escucha Conan. Siento haberte tratado tan mal desde la primera vez, yo no sabía comportarme, sentía miedo... muchísimo miedo y no solo de tu presencia sino de todo a mi alrededor y eso no justificaba que podía tratarte así... o ser una idiota con los demás.

Amelia habla con los ojos cerrados sin dejar de tocar su corazón, niega con la cabeza y hace una mueca.

—Fui una traicionera y mala amiga, fui alguien odiada y... siento eso, siento no haber sido mejor —Amelia abre los ojos y toma mis manos dándome escalofríos—. Veo porque Desmond se enamoró de ti Conan y porque todos siguen tu sombra y porque en esta historia tú eres importante. Eres Conan Chalamet nuestro rojo, el que nos salvara, eres tú o nada y eso lo saben todos. Así que permíteme presentarme de nuevo contigo borrando nuestro pasado ¿puedo hacerlo?

CORONADO: EL HECHICERO OSCURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora