Capítulo 26. Carroza de la muerte

177 31 4
                                    

DESMOND

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

DESMOND

—¡Duquesa! —Toco con desesperación a su puerta con el temor de que algún otro súbdito de Agroz llegue por mi espalda—. ¡Duquesa Ruby!

—Debí derribar su puerta de un golpe... o derretirla con mi fuego —Binu habla a mi lado cubriéndose con mi chaqueta

—Nadie derribará mi puerta —La duquesa Ruby abre su puerta al mismo tiempo que se lleva las manos a la boca al ver a un Conan medio muerto en mis brazos—. No digan nada, rápido, pasen.

La duquesa nos hace un hueco para pasar y cierra con fuerza su puerta poniendo todos los seguros de nuevo, corre hasta un pequeño armario y abre su primer cajón donde saca una botella con un líquido azul, lo agita y lo avienta a la entrada, el líquido se hace polvo esparciéndose en una línea fina a pocos metros de la puerta.

—Ningún ser malvado podrá atravesar esa puerta, ni mi mansión —Nos explica haciéndonos señas de que la sigamos—. Estamos seguros. Ahora díganme ¿qué demonios paso y quien hirió a Conan?

—¿No los vio? —pregunta Binu Sosteniendo la mano de Conan—. Hay cientos de oscuros por todas partes.

La duquesa voltea a ver por la ventana y traga saliva ignorando su pregunta, se ve realmente mal, incluso peor que Conan solo que ella sigue lucida y en pie. Es verdad que está muriendo, está pasando, ella está empeorando en cada segundo que pasa.

—No morirá —Voltea a ver a Conan con preocupación

—¿Cómo lo sabe? —La duquesa ve con curiosidad a Binu, quizás se pregunta como es que una pequeña chica pueda ser un dragón y una preguntona al mismo tiempo

—¿Creen que Agroz mandaría a sus oscuros con armas que puedan matarlo? —Nos dice subiendo las escaleras—. El mismo tiene el poder de curarse, pero tardará, siempre tardan.

—Entonces usted lo sabía —Le digo con sumo cuidado—. Sabe que Conan y Agroz están unidos.

Binu se nos queda viendo sin entender, la miro de reojo y veo como suelta la mano de Conan, su vista va de Conan a mí y después de mí a la duquesa, poco a poco va juntando las piezas de este rompecabezas de la muerte.

—Y supongo que también sabe sobre mi hermano, ¿verdad? —La duquesa nos conduce por un pasillo largo y señala la última puerta—. Conan me ha dicho que a usted no se le escapa nada.

La duquesa no me responde, se limita a abrir la puerta que da a una gran habitación llena de libros y una gran chimenea, ahí dentro huele a menta y a tabaco viejo, también a vainilla y rosas... Casi dejo caer de mis brazos a Conan en cuanto me percato de la presencia de Amelia en la habitación sentada en la alfombra junto a la chimenea, se levanta al vernos y corre hacia mí.

—¡No me digas que está muerto! —Es lo primero que dice tocando la mejilla de Conan

—¿Muerto? —Binu pasa a su lado yendo a tirarse sobre un sofá en forma de corazón—. Ni siquiera lo pienses, esa palabra no está en su vocabulario.

CORONADO: EL HECHICERO OSCURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora