Luca Andillac ha despertado, regresando a ser heredero y portador de su corona, no todo será fácil para él, una nueva oscuridad lo rodea, una princesa empezará a odiarlo, pero ¿a qué costo?, una fuerte tensión crecerá en ellos.
Conan y Desmond segu...
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CONAN
—¿Conan? —La voz de Amelia viene del pasillo, no me doy la vuelta, pues en segundos ella ya está junto a mí—. Siento interrumpir.
—No lo haces —Me encojo de hombros sonriéndole—. Solo cuido la poción de Vicky mientras regresa con los demás ingredientes.
Estamos en la cámara secreta de Vicky, la cual se ha llenado más de frascos para pociones, hierbas de olor extraño y libros que flotan por si solos.
—Vicky me lo confesó todo —Amelia se sienta junto a mí—. Que era una bruja.
Le doy un vistazo rápido y ahí me doy cuenta de que ella ha entrado a este lugar como si nada, son muy pocas las personas que pueden hacerlo, además de eso Amelia va algo descuidada, su cabello es un desastre, su maquillaje va mal puesto y su vestido tiene tierra en las puntas.
—No lo hizo con esa emoción que supongo que ustedes sintieron, sino que más bien fue por obligación, ella me trajo aquí días antes de que volvieran del reino Marisma y bueno —Amelia suspira y juega con sus pulseras—. Siento que me lo dijo porque tarde o temprano yo sola me daría cuenta y quizás temía que se lo dijera a alguien más... aunque creo que los reyes ya lo saben.
Amelia pasa de sus pulseras a su cabello, el cual sigue siendo de un naranja intenso.
—La pócima de Vicky sí que te cayo demasiado fuerte —Le digo viendo como el caldero lleno de rosas hecha burbujas—. Anoche vi que te divertiste mucho.
Ella asiente riendo y estirándose como si hubiera despertado de un largo sueño.
—Sí y creo que me rompí algún hueso. Todo mi cuerpo me duele horrible —Amelia bosteza—. Tampoco dormí mucho, como todos. Vagamente recuerdo vernos sentados frente a esa sirena mientras nos contaba una historia.
—¿Recuerdas como Binu casi se le tira encima? —Le digo soltando una risita
—¡Fue alucinante! No pensé que odiara tanto a las sirenas... fue gracioso ver como Medras termino en la tina junto a la sirena.
La tomo del brazo sosteniendo de ella mientras no para de reír.
—Sin problemas Medras podría ser una sirena... con ese cabello y...
—¿Qué yo qué? —La voz gruesa de Medras nos interrumpe, Amelia y yo damos un grito del susto de no solo ver a Medras sino que también a Desmond y Vicky
Los tres se nos quedan viendo atónitos, no por lo que acabe de decir más bien por qué pudieron escuchar las risas de Amelia y las mías y porque estoy tomando su brazo como si fuéramos amigos, unos buenos amigos. Amelia se da cuenta y me da un empujón rápido levantándose.