Luca Andillac ha despertado, regresando a ser heredero y portador de su corona, no todo será fácil para él, una nueva oscuridad lo rodea, una princesa empezará a odiarlo, pero ¿a qué costo?, una fuerte tensión crecerá en ellos.
Conan y Desmond segu...
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LUCA
—En estos momentos cuanto desearía tener un dragón —Sharman se queja mientras todos observamos el imponente barco de Tetis
—Entonces anda y ve a los reinos lejanos a conseguir uno —Eric le dice en tono burlón—. No durarías ni un segundo en esas aguas. Dicen que el océano de los reinos lejanos es más devastador, le dicen el océano místico, pues no saben que cosas abra en él.
—¿Ya tienen todo? —Pregunta Tetis—. ¿Nadie los vio venir?
—Nadie su alteza, ni siquiera su padre —Eric se encoge de hombros—. Aunque dudo que ignoren el hecho de ver su barco a medio océano.
—Hay que darnos prisa, llegaremos en un día usando nuestra magia —Tetis se aprieta con fuerza su coleta mientras truena sus dedos—. Vamos o es muy probable que los reyes nos encierren en lo más hondo del reino si nos atrapan.
La vemos subir por la popa tocando con rapidez la cola de la sirena de mármol que decora el barco, su cabello es anaranjado y su cola tiene brillos rosas y dorados. Eric sigue a Tetis tocando la cola
—Tetis realmente nunca me ha necesitado —Me dice Sharman empezando a caminar, yo lo sigo, él toca la cola y yo igual porque sé las terribles consecuencias si no lo hacemos, de solo acordarme me duele la cabeza—. Su padre insistió en que tuviera un guardia real, aunque igual él supiera que no lo necesitaba, quería que su hija no se sintiera sola. Tetis no es de muchos amigos, le gusta su soledad, pero cuando consigue abrirse puede ser la mejor amiga. Me sorprendió que quisiera aprender la magia de luz, de poco Eric y yo le enseñamos. Me da gusto ver que ella se ha abierto contigo.
Me detengo en seco al escuchar eso y trato de no ponerme más nervioso de lo que ya me veo. No hace muchas horas Tetis y yo nos besamos bajo los colores de la cabaña de cristal. Ella y yo no hemos vuelto a hablar de eso, ni de la caja con la daga que ella me regalo, que llevo sujetando con fuerza, ni de que me confesó estar enamorada de mí.
—¿Por qué lo dices? —Me rio para aliviar mis nervios
—Ya no te mira feo —Me dice sonriéndome, cuando sonríe parece otra persona, sus facciones cambian de un hechicero de luz pocas palabras a una persona sumamente amigable—. Ya no te mira así. Antes parecía que quería comerte vivo... con muy malas intenciones. Incluso podía percibir que realmente tú sentías miedo de ella. Ya no es así, los dos se ven más relajados.
—Supongo que eso es bueno —Le digo en un tono raro de pregunta y curiosidad
—Somos afortunados de que la princesa haya querido unirse a esto. Darle la espalda a su padre, destruir sus barcos, mentirle y escapar es algo que ella jamás haria.
—¿Por qué lo hace?
—Los reyes jamás harán nada, ninguno de los tres —Sharman se rasca la nuca y me mira preocupado—. Ellos piensan en sí mismos. Están esperando, solo eso.