Capitulo 15: La hermana cazadora.

3.8K 529 7
                                    

Desperté temprano y luego de ducharme bajé, Max me esperaba con Loreto en el comedor, en absoluto silencio. Luego de desayunar nos despedimos de ella y salimos a su auto, me senté en el lado del copiloto.

Permanecimos en silencio hasta que él se detuvo delante lo que me pareció una mansión, enorme y hermosa, de tres pisos y ventanas enormes. La miré detenidamente, tuve la sensación de que conocía este lugar.

—Esta es la central, vamos —dijo Max sacándome de mi asombro.

Lo seguí por el lugar sin poder salir del asombro. Mientras caminaba me fije todo, en los cuadros, en las personas, que eran mayoritariamente hombres, todos con el miso porte y fuerza, diferentes físicamente pero nada más. Bajamos por unas escaleras hasta que nos detuvimos delante de unas grandes puertas de roble, lo miré.

—Debes entrar sola —indicó Max, suspiré y lo hice.

Las puertas se abrieron y caminé hasta el centro de una sala redonda, no muy grande y con un gran escritorio en un lado, donde cinco personas, hombres adultos, de barba blanca y cabello del mismo color me observaban.

Esperé nerviosa.

—Buenos días —saludo uno.

—Buenos días —respondí despacio.

—Usted es la señorita Yamiko Soriano.

—Sí, lo soy—. Él asintió.

De repente dos de ellos se pusieron de pie y llegaron a mi lado, comenzaron a mirarme de pies a cabeza.

—Por favor, relátenos lo que pasó la otra noche con el vampiro —continuó el hombre como si nada.

—Claro —le respondí tensa y le conté lo que había pasado, desde que lo vi hasta que Max lo detuvo.

—Ya veo —dijo el tipo y miró a sus compañeros.

—Lo es —dijo uno, el que estaba a mi derecha, el otro asintió—, siento el poder en ella, solo hay que asegurarse con pruebas físicas.

—Entiendo —dijo él de mi izquierda, se observaron a los ojos unos segundos antes de atacar.

Eso fue lo que hicieron, atacarme.

Ambos hombres se arrojaron contra mí a una velocidad tan sorprendente que de repente me encontré contra la pared más alejada. Por segunda vez en mi vida alguien me tenía agarrada del cuello a casi treinta centímetros lejos del suelo. Jadee sorprendida y asustada y observé los ojos más negros que había visto alguna vez.

Pasaron diez segundos así hasta que mis ojos se llenaron de lágrimas, intenté alejarlo pero me fue imposible. Tome la muñeca como la vez anterior, afirmando y presionando con la punta de mis dedos. No pasó nada.

El otro hombre apareció a mi lado y me observó unos segundos antes de arrugar su frente y mirar detrás de sí.

Dios, pensé, ¿qué demonios estaban intentando? No veían que era demasiado fuerte para mí.

Cuando el hombre que me afirmaba suspiró sus dedos se relajaron apenas un poco, en ese segundo reaccioné. Mis dedos se enterraron en la muñeca y escuché el crujido, esta vez no me sorprendió, incluso presione todavía más.

El hombre que me afirmaba me soltó enseguida pero no lo liberé, ni siquiera cuando mis pies y luego mis rodillas tocaron el duro suelo. Lo forcé a agacharse conmigo, no se quejó ni un poco, pero tomó mi mano con la suya que estaba libre y también apretó lo suficiente para que lo liberara.

Jadee y me alejé de él en cuanto pude.

¿Qué estúpida idea habían tenido este grupo de hombre?, pensé incrédula. ¿Me acababan de atacar?

Los Cazadores 1: GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora