Luego de unos segundos regresé mi vista a él, también me observaba. Como ninguno dijo nada apuntó el arma con su cabeza.
—Está cargada y tiene puesto el seguro, mira.
Él me la mostró y enseñó como quitar el seguro y ponerlo otra vez en su lugar, luego me tendió una funda que me hizo amarrar a mi pierna y me puso el arma allí.
Lo miré curiosa un segundo hasta que se alejó y se cruzó de brazos.
—Vas a practicar hasta que sepas desenfundar y quitar el seguro del arma al mismo tiempo.
—¡Ah! —dije.
Observé el arma.
—Solo hazlo, te mostraré una vez—. Él se puso otra funda y tomó un arma, y como si nada la sacó y me la mostró, no tenía puesto el seguro.
Arrugue mi frente.
—Hazlo de nuevo —pedí.
—Dije...
—Sí, una vez, pero hazlo de nuevo y ponle el seguro—. Me miró confundido un segundo.
—¿Qué?, ¿crees que no lo tenía?
Me encogí de hombros y solo me observó, negó con su cabeza y volvió a hacerlo, esta vez mostrándome que tenía puesto el seguro, fue ahí cuando noté que su pulgar quitaba el seguro del arma mientras la sacada de la funda.
Asentí al comprender el truco y lo intenté enseguida.
No pude.
Simplemente tenía que detenerme y observar lo que mis dedos hacían. Él suspiró cuando lo intenté por cuarta vez y se apoyó contra un pilar. Lo miré irritada.
—Hasta que sepas hacerlo —repitió.
—Bien —gruñí, alzó una ceja.
Volví a intentarlo, y lo hice por tanto tiempo que mi brazo comenzó a doler al igual que mi cuello. Lo peor era que él no me decía como hacerlo, solo me observaba o alrededor, incluso en un momento creí que se había quedado dormido al verlo con los ojos cerrados.
—Suficiente —le escuché decir y suspiré—. Vete a tu casa y practica allí, espero que mañana sepas hacerlo.
Hice una mueca cuando me dio la espalda y lo seguí fuera del lugar, unos pasos más allá se despidió sin mirarme y caminó hacia las oficinas. Yo me quede allí, con el arma en la mano mirando como se alejaba.
—Genial —murmuré y guarde el arma en la funda—, simplemente genial.
Caminé refunfuñando mi suerte y contra la gente rara de este lugar. ¿Qué demonios le pasaba a Miguel Ángel conmigo?, o con todo en realidad. No podía ser en un momento amable y al siguiente un completo idiota.
Solté un bufido y seguí caminando. Ignorando a las mujeres o niños que me quedaban viendo. Solo algunos hombres se detenían, como si decidieran si era o no peligrosa.
Cuando llegué a la casa de Max pasé directo a la sala y me dejé caer en un sofá. Loreto apareció por una puerta y me miró alzando una ceja, Max apareció tras ella y casi sonreí al verle hacer el mismo gesto.
Me trague mi mueca y cruce mis brazos sobre mi pecho, miré a Max.
—¿Sabías que tu hermano iba a ser mi entrenador?
Él alzo ambas cejas y se acercó.
—Eso quiere decir que Migue Ángel es tu entrenador—. Asentí.
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Los Cazadores 1: Gemelas
ParanormalYamiko tiene una hermana gemela, con la que ha compartido con ganas y sin ellas casi todo en su vida, tiene un padre que ve a veces y una hermana pequeña que adora, tiene una mejor amiga y un mejor amigo, una gran inteligencia y un especial carácter...