Capítulo 15: Un niño de estrella

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(ahora) 

Fortaleza Roja 

RHAENELLA CAMINO EN SILENCIO SOLO PRESTANDO ATENCIÓN AL SONIDO DE LOS PASOS SOBRE EL SUELO

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RHAENELLA CAMINO EN SILENCIO SOLO PRESTANDO ATENCIÓN AL SONIDO DE LOS PASOS SOBRE EL SUELO. Pero, finalmente, termino por detenerse de forma abrupta antes de girarse hacia Aemond. ──¿Si? ── indago. ──¿De qué quieres hablar? 

──¿Qué te hace pensar que deseo hablar de algo?

──¿Porqué estás aquí entonces?

Aemond movió la mirada hacia un lado para relajar la expresión de un momento a otro ──¿Lo de hace un rato fue una amenaza?

Rhaenella recordó sus palabras y sonrió con delicadeza, el más alto se sintió atraído de repente, como una especie de magnetismo que su ahora prometida parecía irradiar sin siquiera intentarlo. ──Fue una advertencia obvia. ── frunció el ceño antes de mirar a los soldados que les acompañaban ──Diez pasos hacia atrás. ── ordeno. Aemond observo en silencio como los hombres obedecían sin rechistar antes de darse vuelta, dándoles algo más de privacidad. ──¿En serio fue tu mejor idea tratarlos de bastardos el día que alguien fue ejecutado por lo mismo?

──Yo jamás dije que fueran bastardos.

Rhaenella torció su expresión en una mueca sabiendo que estaba a punto de abrir la boca demas si seguía por ese camino. No sabía con certeza si sus sobrinos eran bastardos, pero tampoco dejarían que le hundiera una espada en el cuello para comprobarlo.  ──Los llamaste Strong sabiendo los rumores que recorren los pasillos. ── se quejo.

──¿Tanto te importan tus sobrinos? ── su tono pareció esconder algo más que llevaba conteniendo algún tiempo. Rhaenella comprendió que aquel joven con el que compartía cartas había cambiado, quizás creciendo repleto de resentimiento e ira. Aquel que no había visto más que burlas, destratos y la pérdida de un ojo sin justicia alguna.

Sus dedos buscaron la piel del hombre para dejar una leve caricia sobre su mejilla justo debajo de su parche. Aemond pareció sorprenderse ante ese gesto, pero no sé movió. Cuando ambos fueron libres de ese contacto inesperado, Rhaenella suspiro ──Vamos a casarnos. ¿Comprendes el rol que te dará ser mí esposo, no?

──Supongo que ser un adorno político en...

──¡Serás mí rey!── exclamó la mujer con frustración. ──Entiendo que no estés feliz con esta unión pero debes respetarla, y respetarme a mí. Soy emperatriz de todo un lado del mundo, Aemond. Necesito que seas una persona razonable y menos impulsiva.

Aemond se quedo en silencio y volvió a caminar cuando ella lo hizo. ──Jamas te faltaría el respeto. No me criaron de esa manera ── murmuró. La joven pudo sentir sinceridad en sus palabras. Supuso que no lo haría porque también sería perder honor como príncipe, pero sus ataques de impulsividad no podían ser tolerados, no si quiera jugar aquella partida bien.   ──Tus aposentos están hacia el lado sur. ── expreso algunos segundos después.

STORM OF DRAGONS |  house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora